Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

París, 1961: masacre y R&B

Un año después de la masacre del 17 de octubre de 1961, militantes comunistas recordaron a los asesinados en el puente de Bezons. En 2001, Bertrand Delanoë, alcalde de París, colocó una placa en el puente Saint-Michel. En 2012, el presidente Hollande se refirió a la «sangrante represión» que «la República reconocía con lucidez». En el sesenta aniversario, Macron califica los hechos de «crímenes inexcusables para la República».

Francesas y franceses musulmanes de Argelia que vivían en bidonvilles de la banlieue se manifestaban pacíficamente en las calles de Paris. Marchaban a favor de la independencia de su país y denunciaban el toque de queda discriminatorio decretado por el primer ministro Michel Debré.

Gracias a la labor de historiadores y archivistas (Alain Ruscio, Jean-Luc Einaudi, Philippe Grand, Brigitte Lainé...), sabemos que se trata de un crimen de Estado y no del acto criminal del prefecto Maurice Papon. ¿Por qué el Estado francés no asume su responsabilidad, al igual que lo hizo con la razzia de Vél d’Hiv?

Al día siguiente de la masacre, France-Soir anuncia el concierto de Ray Charles: «Tras el pasaje del servicio de desinfección, el Palais des sports ha recobrado su aspecto habitual». Limpieza con Kärcher del pasado que incomoda. Como aquella pintada del Quai de Conti: «aquí se ahoga a los argelinos».