El Gobierno de EEUU ha notificado al Congreso su intención de retirar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de su lista de «organizaciones terroristas» extranjeras, cinco años después de la firma de los acuerdos de paz y de que la guerrilla desapareciera como grupo beligerante.

En el acto que celebró ayer el aniversario de los acuerdos, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, destacó el «fin a un conflicto que muchos creían sin solución» como ejemplo para un «mundo de divisiones geopolíticas, guerras interminables y multiplicación de conflictos» por lo que subrayó «la obligación moral de garantizar que este proceso de paz tenga éxito». El acuerdo tuvo que sortear el rechazo en un referéndum, tras una campaña empañada de resentimientos y desinformaciones. empujada, sobre todo, por el expresidente Álvaro Uribe y conllevó la desmovilización de la guerrilla más grande de América Latina, con más de 13.000 miembros, pero también suponía una hoja de ruta destinada a transformar las causas profundas del conflicto que se estanca en múltiples obstáculos.

El retraso en el reparto de tierras, las amenazas y muertes a campesinos que intentan sustituir cultivos ilícitos, o las muertes de líderes sociales y de excombatientes de las FARC ponen en peligro los acuerdos.

Cerca de 300 antiguos guerrilleros han muerto en ataques y atentados. El partido surgido tras la disolución del grupo ha denunciado en numerosas ocasiones la indolencia de las autoridades para aplicar los puntos pactados en el acuerdo de La Habana, lo que provocó que algunos de los desmovilizados retomaran la lucha armada.