Después de una semana en la que Bolivia estuvo semiparalizada por un paro de nueves días en el que varios sectores exigieron la anulación de la polémica ley sobre ganancias ilícitas, que finalmente fue derogada por decisión presidencial, el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y sectores afines iniciaron el martes una marcha que pretende ser multitudinaria para arropar al mandatario, Luis Arce, ante la ofensiva de sus detractores.

El inicio de la marcha, en el municipio de Caracollo, en el departamento de Oruro, contó con la presencia de los tres máximos representantes de esa organización política: Arce, su vicepresidente, David Choque- huanca, y el ex jefe de Estado y presidente del MAS, Evo Morales, que recorrieron juntos los primeros kilómetros.

La «marcha por la patria» recorrerá 188 kilómetros hacia el norte hasta La Paz, sede del Gobierno y el Parlamento, y se prevé que llegue el próximo lunes.

Morales, antes de iniciar la marcha, afirmó que se buscará «hacer reventar» La Paz en el sentido de mostrar la contundencia del apoyo de los sectores afines al Gobierno de Arce. El Ejecutivo y sus sectores afines consideran que el paro fue un intento de «desestabilización» y un «pretexto» para gestar un nuevo «golpe de Estado» como en del 2019, cuando Morales fue obligado a dejar el poder.

Las recientes protestas opositoras obligaron al Ejecutivo a dar marcha atrás en un proyecto de ley y en una normativa sobre ganancias ilícitas y financiamiento al «terrorismo». Pero posteriormente fueron añadiendo otras demandas, entre ellas la restitución en la Cámara de Diputados del requisito de los dos tercios para aprobar las leyes, en lugar de hacerlo mediante voto de la mayoría.

La Central Obrera Boliviana y otras organizaciones sindicales pidieron al Gobierno que sancione a los promotores de estas acciones y señalaron que la marcha hacia la paz también reclama estas medidas.