Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El método Williams»

El buen padre

No es fácil entrar a valorar la medida en que los premios ayudan a la normalización del cine afroamericano dentro de la industria de Hollywood, justo cuando más se ha hablado de la falta de diversidad en los Globos de Oro. De las cuatro nominaciones con que contaba “King Richard” (2021) al final se hacía con la de Mejor Actor para Will Smith, reconocimiento que cobra más importancia desde la óptica de su trayectoría personal, al reencontrarse a sí mismo en un papel de vital importancia para su comunidad. Alguien podrá decir que como la mayoría de los biopics es hagiográfico y partidista, pero creo que el ascendente Reinaldo Marcus Green ha sido honesto al retratar a Richard Williams en su faceta paterna. No es ensalzado ni como hombre, ni tampoco como marido, sino única y exclusivamente como padre. Y ahí nadie podrá reprocharle nada, porque lo hizo muy bien.

Hay dos aspectos que lo distinguen como padrazo ejemplar. En primer lugar se aleja del tan extendido tópico del padre de celebridades controlador, explotador y manipulador. En segundo, su lucha es por las conquistas sociales para sus hijas de raza negra, y la vía integradora que encuentra es la deportiva, con todo lo que conlleva de esfuerzo, heroicidad y competición. Lo comparte todo con ellas, tanto el entrenamiento, como la educación y el ocio, pues nunca descuida su vida fuera de las canchas plúblicas de tenis a las que les llevaba desde que tenían cuatro años y medio, otro de los puntos por los que ha sido tan discutido.

Para los padres blancos es recurrente emitir juicios tan a la ligera, pero lo cierto es que el tenis era un deporte de élite reservado para ellos. Equivocado o no, Richard tenía un plan, que como el tiempo no tardó en demostrar, iba a funcionar. La arrolladora precocidad de Venus y Serena no ha sido flor de un día, y se han mantenido como unas auténicas campeonas.