Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Traslados

Hay un poema del escritor colombiano William Ospina que empieza así: “Las casas donde he vivido hacen viajes de noche, vienen en silenciosas bandadas desde abandonadas ciudades”. Ospina dice que en su casa no había libros, pero que en cambio, tenían todas las canciones. Pensar en cada una de las casas que hemos habitado probablemente nos lleve de viaje, quizá por territorios oscuros, puede que por otros más acogedores y repletos de canciones. Me reconozco una voyeur de casas, de sus interiores, de sus secretos. Me fijo en el papel pintado, en el gotelé, y en las figuras de alabastro. Recuerdo buscar formas y rostros en los papeles con volumen de mi cuarto cuando era niña, lo recuerdo bien, o ponerme cabeza abajo para ver la casa al revés, me hacía imaginar esas cosas que no entran en el encuadre de la normalidad.

A medida que la vida me ha dado años, he viajado de casa en casa con mis libros y mis películas, cuando estas se podían tocar y de ese modo se hacían presentes.

En mi maleta no ha faltado nunca una máquina de afeitar antigua que me tocó en el reparto familiar cuando mi aita falleció. No sé cúal es la razón por la que ha acabado en mis manos, solo puedo decir que es bonita y que no recuerdo habérsela visto usar.

Cuando yo no esté, mis hijas probablemente se deshagan de mis ‘figuras de alabastro’ en forma de DVD o VHS y se queden para sus traslados la fondue que nunca usaré.