Mucho antes de la invasión de los ejércitos de Putin de Ucrania, la existencia de la unidad territorial autónoma con un estatus jurídico especial, la República Moldava Pridnestroviana más conocida como Transnistria, ha fomentado en mi imaginario geopolítico un revoltoso enjambre de naciones sin Estado, de países asimilados por Estados predominantes sin otra legalidad que la de la fuerza o del reparto aleatorio de territorios e influencias por bloques. Cuanto más hacia el este de mi postura cero, más difícil se me hace comprender lo que fue en tiempos pretéritos, lo que ha sido en parte del siglo veinte, lo que es ahora tras muchas nebulosas socioeconómicas, lo que se quiere ser en algunos sectores y lo que acabará siendo tras este episodio de guerra que se está incrementando de manera obscena desde la OTAN, es decir desde la hegemonía de los intereses económicos de USA.

Así que los 500.000 habitantes de Transnistria, rodeados en estos momentos por frentes bélicos, con una situación administrativa dentro de Moldavia bastante peculiar, de tal manera que siendo un régimen pluripartidista, con parlamento propio, no deja de ser una autonomía a la española para entendernos, y solamente tres repúblicas la consideran un Estado, y desde hace años Rusia tiene en Tiráspol, su capital, embajada, con el rechazo de las autoridades moldavas, asunto que ha hecho que hace unos meses, con la guerra ya en marcha, se le considere un territorio ocupado por Rusia, cuando no está clara está situación, por lo que el temor del Gobierno ucranio y sus mentores europeos y de la CIA, es que se logre unir con los actualmente invadidos de Ucrania, creando un territorio estratégicamente muy eficaz para los intereses de la guerra actual, con una supuesta mayoría de habitantes de origen ruso. Atentos.