Janina PÉREZ ARIAS
CANNES
Elkarrizketa
Olivier Assayas
Cineasta

«La crisis que atravesamos está tratando de redefinir qué es el cine»

“Irma Vep” representa el gran retorno a la televisión de Olivier Assayas, sobre todo en una época en la que la pantalla pequeña, avivada por las plataformas, está dividiendo las querencias de los espectadores y sacudiendo a la industria audiovisual. Más que satisfecho con el resultado de esta serie, reflexiona sobre los movimientos telúricos en el cine.

(FESTIVAL DE CANNES)

Cuando Olivier Assayas hizo la película “Irma Vep” en 1996, hacía realidad una idea que le estuvo rondando durante cierto tiempo. Maggie Cheung era aquella mujer enfundada en un catsuit que se desplazaba con sigilo por los techos parisinos, y que tenía su origen en un clásico del cine mudo francés. Retomar aquello que desarrolló hace casi tres décadas, en donde el rodaje de una nueva versión de “Les Vampires” es el hilo conductor de una historia que también reflexiona sobre el oficio del cineasta, tiene además de encanto, muchos retos.

Assayas resolvió dividir “Irma Vep” en ocho capítulos -que se transmiten uno por semana desde el 6 de junio a través de HBO MAX- con muchos elementos a modo de homenaje al clásico serial del cine mudo dirigido por Louis Feuillade (1915-1916), sobre un periodista y su compañero que intentan detener la banda criminal llamada Los Vampiros. Como nota curiosa, “Les Vampires” se define como un predecesor de las series televisivas. «Yo tenía un VHS de ‘Les Vampires’ pero nunca había visto toda la serie (que consta de 10 episodios), pero cuando pude ver todo lo que había disponible, ¡me maravilló!», recuerda Assayas en el Festival de Cannes, donde se proyectaron los primeros tres capítulos de “Irma Vep’ en estreno mundial. «Siempre sentí fascinación hacia la figura de Irma Vep (encarnada por la legendaria Musidora), ese personaje extraño y misterioso, una mujer peligrosa enfundada en un catsuit que se mueve sigilosamente como una felina por los corredores y los tejados de la ciudad».

“Irma Vep” (un anagrama de la palabra vampiro) arranca con los ojos puestos en Mira Harberg (Alicia Vikander, también productora ejecutiva de la serie), una famosa estrella hollywoodiense que llega a París para la promoción de su último blockbuster. Además de los reveses en su vida sentimental, a nivel profesional Mira se plantea un cambio de rumbo hacia el cine independiente, por lo que acepta la propuesta del director René Vidal (Vincent Macaigne) para rodar una nueva versión de “Les Vampires”. En ese filme que vemos cómo se gesta, Mira es Irma Vep.

Desde su época de estudiante Olivier Assayas ha sentido una gran atracción hacia el cine mudo, fascinado por la idea de que en aquella época se trataba de hacer todo por primera vez, de descubrir vías y maneras para contar historias en un formato desconocido. «El cine mudo posee un tipo de magia y misterio que luego se fue perdiendo, ya que aquellos pioneros no se estaban inspirando en otras películas, sino en la pintura, la poesía, la imaginación, en lo sobrenatural, allí radica su belleza», afirma el realizador. «Ahora los filmes están inspirados en otras películas y cualquier cineasta, incluido yo mismo, se inspira en todo el cine que venido viendo durante toda su vida», agrega.

La serie, escrita y dirigida por Assayas,también recurre al metacine, teniendo en René Vidal a su alter ego. El director y guionista francés prácticamente volcó una parte de sus experiencia en la industria audiovisual en esta historia.

«Cuando me senté a escribir esta nueva versión de ‘Irma Vep’ que, a su vez, está inspirada en mi película homónima de 1996, me di cuenta de que inevitablemente yo también formaba parte de ella, así que esta serie es mi remake, que a su vez ya era un remake de ‘Les Vampires’», describe sonriendo por su trabalenguas, y confiesa que tuvo sensaciones extrañas durante el proceso ya que «me sentí arrastrado por mi propia narrativa, y además cuando estábamos en plena grabación, al ver cómo Vincent Macaigne interpretaba a René Vidal, se hizo más palpable que era casi una suplantación».

El retorno.

Para Assayas “Irma Vep” ha representado un retorno a la televisión después de su exitosa mini serie “Carlos” (2010), sobre Ilich “Carlos el Chacal” Ramírez Sánchez. Pero sobre todo le ha significado reescribir y repensar, desde el aquí y ahora, una época en la que la pantalla pequeña, avivada por las plataformas, está dividiendo las querencias de los espectadores y sacudiendo a la industria audiovisual.

Assayas se suma a la ola de reconocidos nombres del cine que pasan a desarrollar series y/o películas bajo el ala protectora de las plataformas de streaming. Desde Alfonso Cuarón a Jane Campion, de Alex de la Iglesia a Alejandro Amenábar, de Paolo Sorrentino a Sussane Bier, de Guillermo del Toro a Isabel Coixet, son algunos ejemplos.

El director francés despliega el arsenal de halagos para HBO, y dice que gozó de plena libertad, tiempo (con fecha de entrega, claro está) pero sobre todo recursos monetarios. «Para un director, las plataformas es un nuevo espacio que te brinda la posibilidad de explorar, de reinventarte -analiza- cuando tienes a disposición ocho horas para desarrollar una historia, puedes darte el lujo de aventurarte, de tomar caminos que no considerarías si estuvieses haciendo una película».

Assayas cuenta que, para la producción de “Irma Vep”, se apoyó en su equipo de siempre y, aunque dice haber estado bastante consciente de que estaba haciendo una serie para HBO, confiesa que no sintió grandes diferencias en el trabajo cuando filma una de sus películas.

Aquí se contiene y trae a colación algunas excepciones a las que se refiere sin filtros. Cuenta que no echó de menos las típicas y constantes discusiones con productores, bien a causa de dinero o por no exceder los 110 minutos de duración. «He vivido luchas y peleas a gritos con productores que quieren recortar o cambiar la historia», cuenta.

Debajo del presupuesto

. Se enorgullece de haber concluido la grabación de “Irma Vep” por debajo del presupuesto destinado, algo que confiesa no es muy usual. «Si hubiera pedido más episodios, me los hubiesen concedido», detalla. «Y si por cualquier imprevisto hubieran tenido que aportar más al presupuesto, pues no hubiese sido ningún impedimento siempre y cuando cumpliera con la fecha acordada para el 6 de junio», asevera.

Assayas está contento, más que satisfecho con el resultado de “Irma Vep” pero, entre risas, da fe de su agotamiento por lo que no cree que haría una serie de este tipo dos veces seguidas: «Estoy acostumbrado a filmar con poco presupuesto, suelo ser también bastante rápido, pero esto ha sido un ritmo frenético»

En uno de los episodios de “Irma Vep”, como en la vida misma y en la realidad de la industria audiovisual, en una fiesta donde convergen actores y el equipo técnico, surge el polémico tema de la situación del cine, tanto en lo concerniente a su realización como también un modo de entretenimiento.

«La forma de hacer cine y las películas han cambiado mucho», allana el terreno el cineasta con su pelo ya cano, sus más de cuarenta años de carrera artística y una treintena de películas que sirven de aval a sus opiniones. «Tenemos que ser conscientes de que el concepto básico de que el cine solo se ve en una sala con pantalla grande, no es un formato auto-sostenible. Te puedes enfadar por esto, deplorarlo y odiarlo, pero es totalmente un hecho», dice.

Sin embargo, Assayas reconoce que «si no hubiera salas de cine, no estaría haciendo películas», una convicción que le define como perteneciente a una época determinada, y pondera los estragados económicos del covid y del obligado encierro que ocasionó la pérdida del hábito de ir a las salas de cine.

«Siento que la crisis que atravesamos actualmente está tratando de redefinir qué es el cine y qué no es», sentencia. «Yo creo que alguien que ve un filme de John Ford en su proyector en casa está viendo una película, lo que quiero decir es que esa no es la discusión. Por eso fue interesante hacer ‘Irma Vep’ ahora, porque es un momento en el que surgen otras preguntas para las que aún no tenemos respuestas», afirma.

«Las películas son sobre todo preguntas, y, cuando las respuestas ya están dadas, no necesitas el cine, ni apelar al arte, ni la literatura -asegura el realizador-. Cuando las cosas están cambiando es interesante poner todo sobre la mesa y ver cuáles son los mensajes».