Maitane ALDANONDO
BILBO

Cada vez más cerca en número, pero con muchas diferencias de fondo

Al igual que al resto del mercado laboral, la brecha de género también afecta al emprendimiento. El Observatorio Vasco del Emprendimiento (EEB-OVE) ha presentado un diagnóstico sobre emprendimiento femenino en la CAV dentro de la Gira Mujeres de Coca-Cola, programa que en cinco años ha ayudado a 279 mujeres vascas a emprender.

Las mujeres emprendedoras consolidadas son mayoría, 6,1% frente a 5,6%.
Las mujeres emprendedoras consolidadas son mayoría, 6,1% frente a 5,6%. (GETTY IMAGES)

Cuantitativamente hay una aparente igualdad tanto entre quienes han dado el paso -52% hombres, 48% mujeres- como entre quienes planean hacerlo -6,8% y 6,3%, respectivamente-. En las sesiones llevadas a cabo en las tres capitales de la CAV, la responsable de explicar los resultados extraídos del informe Global Entrepreneurship Monitor 2021 fue la presidenta de EEB-OVE y directora del Máster en Emprendimiento y Dirección de Empresas de la UPV-EHU Maria Saiz.

«Cuando hay crisis, hay igualdad», afirma, y explica que es resultado de la pérdida de interés de ellos, ya que la tasa de emprendimiento femenino lleva años en una «trayectoria de crecimiento muy lento, pero sostenido». Por el contrario, y por primera vez en 17 años de datos GEM Euskadi, las mujeres emprendedoras consolidadas son mayoría, 6,1% frente a 5,6%.

Las diferencias se hacen evidentes en la parte cualitativa. Con la pandemia se vuelve a observar que las mujeres son «menos seguras» respecto a sus conocimientos y habilidades para emprender -24,3% frente a 16,2%- y además tienen un mayor miedo al fracaso. En cuanto a las motivaciones, las mujeres tienden a crear empresas «para cambiar el mundo, marcar la diferencia o continuar la tradición familiar», frente a la generación de riqueza u otras cuestiones económicas que valoran los hombres. Además, ellas consideran más positivamente el emprendimiento como buena opción profesional, lo que Saiz cree que «debe tener un impacto a medio-largo plazo», debido al peso que siguen teniendo en la educación familiar.

Saiz considera que hay una gran falta de referentes femeninos, porque no se visibilizan. Mujeres como ella, que impulsó el máster que dirige y es finalista al Premio Mujer Líder Emprendedora del año organizado por European Triple E Awards que se deciden mañana en Florencia (Italia). En las siete ediciones de MBAe3 el 45% del alumnado han sido mujeres, en algunos cursos han llegado al 62,5%. Percibe cada vez más empoderamiento y este curso las dos únicas iniciativas que se materializarán son de mujeres.

Visibilizar referentes

. La colombiana Luz Sansasoy lidera una de ellos. Llegó en 2007 contratada en origen por una multinacional de Madrid y conoce de primera mano las dificultades laborales que tienen las personas migradas. Tras participar en diversas entidades sociales, en 2018 creó el restaurante Antioqueño, que es también una empresa de inserción, que da trabajo a «ocho o nueve personas de origen inmigrante» con necesidad de un contrato.

Sansasoy está escalando el proyecto para franquiciarlo con el objetivo de crear 17 unidades del restaurante que den empleo directo a cinco personas cada una. Paralelamente trabaja en Tropical denda, un modelo para modernizar la estructura de comercialización y distribución de productos «exclusivos, típicos y gourmet» de la gastronomía latinoamericana, que sirva como excusa para seguir generando empleo.

Sansasoy emprendió sin saber cómo y llegó a la universidad para ser más eficiente. Otras, en cambio, emprenden como parte del grado, aprenden haciendo. En total, 2.592 personas han cursado el grado de LEINN de Mondragon Unibertsitatea en todo el mundo desde 2008, 1.058 son mujeres. Una de ellas es la mungiatarra Garazi Uriarte, cofundadora de Bigel, que da solución a retos sociales, empresariales y educativos, creando equipos mediante metodologías innovadoras; y acaba de lanzar su primer producto: 1820, ropa para mujeres que participan en deportes de combate.

Con 18 años Uriarte no sabía qué estudiar, pero sí quequería «ayudar, trabajar en el campo social o ser parte del cambio». LEINN le pareció otra forma de aprender y probar cosas distintas para encontrar su camino. Y así fue. Le permitió experimentar, desarrollar competencias así como reflexionar sobre sí misma y sus aptitudes. «Me he sentido muy retada, he tenido miedo y he hecho el esfuerzo de superarlos. Emprender es una forma de seguir aprendiendo en ámbitos que me gustan y desarrollándome tanto personal como profesionalmente», resume.