Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Lenguajes distintos

Iñigo Marzabal plantea la importante cuestión del diálogo entre textos. Generalmente, lo llamamos adaptación. Habitualmente suele considerarse a la película como mera ilustración audiovisual de la novela o relato escrito del que parte la historia. Para Marzabal, de aquí se derivan tres perversas consecuencias: La supeditación de la película a su modelo originario, la pretensión de establecer equiparaciones entre sistemas expresivos no directamente comparables, la ingenua consideración de que los significados existen independientemente de la manera como son expresados. La superación de tanto “malentendido” pasa por abandonar el concepto de adaptación como algo que se juega en torno a la fidelidad, para concebirla en términos de diálogo. Para Linda Seger, cuando un guionista se enfrenta a la adaptación de una obra literaria «no hay ninguna ley, aparte de las obligaciones de tu contrato, que diga que no puedes utilizar tu imaginación cuando trabajas con el material de origen. La adaptación es un original nuevo». Tan nuevo como que es imposible introducir en una película de hora y media de duración todo el universo de una novela. Sin embargo, hay quien consigue milagros; he aquí una guia-recomendación de libros y películas para el veraneo: el relato de James Sallis y la película “Drive” de Nicholas Winding Refn; “Brokeback Mountain” de Annie Proulx y la homónima película de Ang Lee; “Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick y “Blade Runner” de Ridley Scott; “El silencio de los inocentes” de Thomas Harris y “El silencio de los corderos” de Jonathan Demme…