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KIEV

Rusia cierra el cerco a Lysyschansk y controla todo el territorio de Lugansk

Según el portavoz de la milicia de la República Popular de Lugansk, Andrei Marotchko, sus fuerzas han «cercado completamente» Lysychansk, último bastión de Kiev en el «oblast». Con el colapso de la primera línea defensa ucraniana y la captura del saliente que formaban Lysychansk y Severodonetsk, se cierra una fase de la guerra.

Un hombre camina cerca del cráter creado por el impacto de un misil en Bakhmut, donde espera otra gran batalla del Donbass.
Un hombre camina cerca del cráter creado por el impacto de un misil en Bakhmut, donde espera otra gran batalla del Donbass. (Genya SAVILOV | AFP)

Mientras las ciudades de Odessa, Jarkov o Mikolaiev sufren numerosos ataques con artillería o misiles de alta precisión, que el presidente ucraniano Zelensky considera como «actos deliberados de terrorismo contra civiles», mientras los duelos de artillería se suceden a lo largo de los más de mil kilómetros del frente, en algunas áreas las conquistas territoriales por parte de las fuerzas rusas se han acelerado. Esto es particularmente visible en Lysychansk, última ciudad del oblast de Lugansk bajo control de las fuerzas de Kiev.

Según informaron ayer medios rusos y confirmarían varios vídeos subidos a las redes sociales, «la milicia de Lugansk y las fuerzas rusas han conquistado las cimas estratégicas que rodean la ciudad, lo que nos permite confirmar que Lysychansk está completamente cercado». Tras haber creado cabezas de puente sobre el río Severski Donetsk al norte de la ciudad, y un ataque continuado desde el sur y sudoeste, los rusos habrían cercado físicamente a centenares de combatientes ucranianos y extranjeros, y se preparan para «limpiar» calle a calle la cercada ciudad, de no mediar una rendición general como ocurrió en Mariupol.

Con la captura del último reducto de resistencia ucraniana en Lugansk, Rusia conseguiría un importante triunfo simbólico y territorial -el control completo de una de las dos regiones que forman el Donbass-, liberaría fuerzas para concentrarlas en otras batallas en el frente y daría un fuerte golpe a la moral de las Fuerzas Armadas ucranianas. No en vano, estas habrían perdido su primera gran línea de defensa y habrían visto diezmadas a sus unidades más preparadas.

Se abre otra fase en la guerra,

esa es la opinión de varios analistas tras la caída de Lysychansk y la pérdida de todo el territorio de Lugansk. Conscientes de que la batalla final por el control del Donbass se va a dar con el asalto a Sloviansk-Kramatorsk, una conurbación de medio millón de habitantes antes de la guerra, la nueva fase intermedia sería la de la conquista de las ciudades de Seversk y Bakhmut, a donde se han retirado las fuerzas ucranianas que han conseguido huir del cerco de Lysychansk y donde habrían reforzado sus posiciones defensivas.

La fuerzas rusas necesitarán un tiempo para reagruparse, rotar, y preparar las nuevas ofensivas. Y seguramente, según estiman los expertos militares, activarán la cabeza de puente desde Izum, en el oblast de Jarkov, para intentar armar su ofensiva conformando una pinza y, eventualmente, cercando Sloviansk y Kramatorsk. No será una batalla fácil para los rusos, tampoco una defensa fácil para los ucranianos. Todos saben que la batalla final por el Donbass será terriblemente disputada y que, quizá, defina el curso de la guerra y el futuro de Ucrania como país.

Dos «mercenarios» británicos más ante la pena de muerte

«Voluntarios» para unos y «mercenarios» para otros, centenares de combatientes extranjeros están siendo capturados por las fuerzas rusas. Británicos, polacos, estadounidenses, georgianos... la lista no para de aumentar, y también la preocupación sobre su destino. Y es que Rusia informó al comienzo de la guerra que preservaría la vida y cumpliría todas las normas de la Convención de Ginebra sobre el trato a prisioneros de guerra, pero que no se aplicarían a los «mercenarios».

Las autoridades de la autoproclamada República Popular de Donetsk informaron ayer que van a llevar a juicio a otros dos británicos, Andrew Hill y Dylan Healy, por «actividades mercenarias». Podrían tener el mismo destino que sus compatriotas Shaun Pinner y Aiden Aslin, condenados a muerte ante un pelotón de fusilamiento. El Foreign Office se apresuró a condenar «la explotación de los prisioneros de guerra». GARA