GARA
EN EL 77º ANIVERSARIO DEL BOMBARDEO DE HIROSHISMA Y NAGASAKI

Del Tratado de No Proliferación al patente «error» del rearme nuclear

Naciones Unidas abrió el pasado lunes, en su sede de Nueva York, la Conferencia de las Partes encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), la primera en siete años, en un escenario de gran tensión militar en el que aumentan las advertencias de que los arsenales atómicos globales crecerán en las próximas décadas.

El primer ministro japonés, Fumio Kishida, el pasado lunes en la sede la ONU.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, el pasado lunes en la sede la ONU. (Angela WEISS AFP)

Tan solo transcurrieron cinco décadas desde que, en 1896, el científico francés Antoine-Henri Becquerel descubriera el fenómeno de la radiactividad natural hasta que, el 16 de julio de 1945, fuera detonado el primer artefacto nuclear en la base de Alamogordo (Nuevo México, Estados Unidos).

Apenas unos días después, aquellos ensayos militares en una zona semidesértica de Norteamérica dieron paso a un armagedón para quienes residían en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, bombardeadas los días 6 y 9 de aquel mes de agosto, hace ahora justo 77 años.

La Guerra Fría que siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial dio lugar a una carrera armamentística tan acelerada que las grandes potencias consensuaron en 1968 el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), que entró en vigor en 1970.

El pasado lunes, la ONU inició la Décima Conferencia para la Revisión del TNP con la mirada en un nuevo escenario de rearme mundial y cuando la guerra en Ucrania ha reavivado el temor a una confrontación nuclear. El evento, que se prolongará hasta el 26 de agosto, tiene como objetivo examinar el acuerdo que prohíbe que 191 estados no poseedores de armas nucleares las adquieran y obliga a cinco poseedores (EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Estado francés y China) a dar pasos hacia el desarme.

India y Pakistán, que no lo firmaron, también desarrollaron armas nucleares, mientras que Corea del Norte, que ratificó el pacto, luego anunció su retirada. Y existen suficientes indicios de que Israel, que tampoco suscribió el acuerdo, las posee, aunque no lo haya confirmado oficialmente.

Además, coincidiendo con el inicio de la Conferencia de Naciones Unidas, Irán anunciaba que tiene la capacidad técnica para producir una bomba atómica, aunque no tiene intención de hacerlo. Y el jueves se retomaron en Viena las negociaciones para reactivar el acuerdo internacional de 2015 que bloqueó esa posibilidad y que fue dinamitado en 2018 por Donald Trump.

Con todo, la reducción de arsenales nucleares que sucedió al final de la Guerra Fría parece que llega a su fin y es probable que las potencias atómicas aumenten sus stocks de ojivas. Así lo advierte el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), que también alerta de que el riesgo de que esas armas sean utilizadas es el más elevado en décadas.

«Es un momento muy, muy difícil», comentó Beatrice Fihn respecto al nuevo escenario de rearme nuclear. La directora ejecutiva de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, ganadora del premio Nobel de la Paz, ya subrayó en una entrevista en NAIZ que «nunca hemos estado tan cerca de una guerra nuclear desde la Guerra Fría». «La invasión de Rusia, acompañada de ominosas referencias a su arsenal nuclear, es muy significativa para el tratado y realmente va a poner mucha presión en esto», señaló.

«A solo un malentendido de la aniquilación»

El TNP no estipula plazos para el desarme y desde hace más de una década no se adoptan nuevos planes para su implementación. En la anterior Conferencia de Revisión, en 2015, no se logró adoptar un acuerdo final y la nueva llega con un escenario aún más desafiante y escasas expectativas.

En su discurso de apertura, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió de que «hoy la humanidad está a un solo malentendido o un error de cálculo de la aniquilación nuclear». «La humanidad corre el peligro de olvidar las lecciones forjadas en las aterradoras llamas de Hiroshima y Nagasaki», señaló, insistiendo en la necesidad de cambios: «Hemos tenido una suerte extraordinaria hasta ahora, pero la suerte no es una estrategia. Tampoco es un escudo contra las tensiones geopolíticas que desembocan en un conflicto nuclear».

El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, también pasó por Nueva York para asistir a la Conferencia, en la que ha sido la primera asistencia de un mandatario nipón a esa cita. «El impulso global para lograr un mundo sin armas nucleares ha disminuido considerablemente», dijo Kishida, instando a usar este evento «como una oportunidad para revertir esta tendencia».

Japón, escenario de dos ataques atómicos por parte de EEUU, considera que no pueden tolerarse amenazas como las hechas por Rusia tras su invasión de Ucrania, por lo que pidió reforzar el TNP para garantizar que nunca se vuelva a usar la bomba atómica.