Aritz INTXUSTA
REPRESIÓN POLICIAL

La Brigada de Información y los sanfermines, unas dudas razonables

La Brigada de Información de la Policía española en Iruñea ha lanzado y publicitado dos redadas, iniciadas ambas sin amparo judicial, que se han saldado con 13 detenidos tras los sanfermines. En la primera, se enviaron imágenes sesgadas a la juez. La segunda, por los incidentes de la peña Mutilzarra, resulta del todo desproporcionada.

(Jagoba MANTEROLA FOKU)

Durante los pasados sanfermines se denunciaron 1.969 delitos de distinta gravedad en los tres cuerpos policiales: Policía Municipal, Policía Foral y Policía española. El orden en que están dispuestos las distintas policías no es arbitrario. La gente denuncia más ante los municipales, después van a los forales y acuden a la Policía española, en último término. Pero, ya se sabe, uno puede denunciar donde le apetezca... o donde mejor le convenga.

Hay que tener en cuenta, para analizar el dato anterior, la presencia de turistas venidos de otras partes del Estado que están más acostumbrados a denunciar en comisarías de la Policía española que en un cuerpo autonómico. Aun así, la Policía española es la que menos denuncias recoge durante los sanfermines.

Si pasamos el cedazo a todas estas denuncias, quitando hurtos y demás, nos quedarían 47 robos con fuerza, 23 robos con violencia, 15 de maltrato en el ámbito familiar, 16 abusos sexuales, una violación (en realidad fueron dos, pero una de ellas no tendría en sí relación con las fiestas), 15 atentados contra agentes/resistencia a la autoridad y 79 delitos de lesiones.

De todos estos casos, se han publicitado únicamente dos grandes redadas.

La primera de ellas, adelantada por el propio alcalde, fue la relacionada con los incidentes de Curia durante la procesión. Se saldó con 8 detenidos, uno de los cuales permaneció preso dos semanas por golpear a un policía tras negársele la libertad condicional hasta la difusión por parte de Ahotsa y GARA de un vídeo que recogía la agresión previa de este agente, corroborada después por otras grabaciones.

La segunda redada, tras «semanas de investigación», está relacionada con uno de estos 79 delitos de lesiones y ha sido de iniciativa exclusivamente policial. Se trata de los incidentes de la Plaza de Toros el último día de la feria, cuando la peña Mutilzarra, que no pertenece a la federación, saltó al ruedo y relató haber sido objeto de insultos y de lanzamiento de objetos. Posteriormente, en la calle Cortes de Navarra, alguien agredió y lesionó a un miembro de la citada peña.

La Policía española, sin existir orden judicial para ello, detuvo el pasado martes a cinco personas en relación a los incidentes, tanto de la plaza como de la calle.

Las dos redadas han sido desarrolladas por la misma unidad: la Brigada de Información. En ambas existen patrones comunes, como el intento de imputar delitos de odio contra los detenidos. Reiteración curiosa esta en la segunda redada, pues la juez que investigó el primer caso ya pone muy en duda que esta categoría se pueda aplicar a un caso de este tipo. Los delitos de odio están pensados, como se sabe, como la Policía sabe, para la protección de colectivos especialmente vulnerables, como las personas racializadas o el colectivo LGTBI.

Más allá de que esta interpretación tan cogida por los pelos de los delitos de odio quizá les sea necesaria para justificar la grandilocuencia de estas operaciones con tanto detenido, por lo que se desprende de las informaciones que han salido del propio cuerpo y de los primeros autos de Curia, la Brigada de Información está alimentando la tesis de que lo que identifica como izquierda abertzale poco menos que tiene un plan para acabar con las fiestas de San Fermín y que, por ello, ataca las cosas que no le gustan, como la procesión, o a determinadas peñas taurinas

 

No solo las detenciones se antojan arbitrarias en cuanto a la gravedad

de los hechos relatados, sino que buena parte han sido del todo gratuitas después de que las personas citadas a declarar acudieran por su propio pie a la comisaría de Chinchilla.

Esta Brigada de Información no está escatimando tiempo o efectivos en sacar adelante tan mediáticas operaciones. Se sabe, por ejemplo, que tocaron la puerta de una de las peñas federadas para solicitar el listado completo de socios. Al parecer, querían acceder a todos los nombres, pues el presunto agresor del socio de la Mutilzarra que adujo lesiones llevaba un pañuelo de dicha peña.

De haber actuado con el mismo celo en las otras 78 lesiones, o con los abusos, o con los robos con fuerza, es lógico pensar que se habría notado, que habría algún reflejo en alguna parte, alguna detención, algún alijo, lo que sea. Y no lo hay.

Es más, esta Brigada de Información no ha dado publicidad a ninguna otra operación por lesiones, robos o drogas que haya desarrollado durante o con posterioridad a las fiestas. Pareciera, por tanto, que tiene cierta querencia o prioridad por perseguir aquellas infracciones que, de entre tantas que se producen, pueda vincular de mejor o peor manera con la izquierda abertzale. Y resulta dudoso que todo sean inercias del pasado.

Ojo, con inercias del pasado me refiero también al pasado más reciente. Esta misma Brigada de Información fue la que en 2018 investigó a cuatro personas por «injurias al Estado» por carteles que denunciaban la muerte de Germán Rodríguez como crimen de Estado. Hubo de intervenir un juez para pone orden ante el despropósito.

Pero esta vez, insisto, no solo se trata de eso.

Reclamó el alcalde detenciones por lo de Curia y la Brigada de Información, al alimón con la Policía Municipal que dirige un edil de Navarra Suma, se las brindó en cuestión de dos días.

Además, estos policías enviaron al juzgado imágenes sesgadas de lo que allí ocurrió, pues curiosamente los vídeos donde se veía la agresión del Policía Municipal lesionado se cortaron en fotogramas para eludir la secuencia completa, donde se lanzaban puñetazos también desde ese lado. Todo acabó en cierto bochorno para la juez decana (y qué decir de la fiscal), que terminó firmando un auto con un relato de los hechos que se parecía a la realidad como un pollo a una sardina.

Reclamó también la peña Mutilzarra a través de tribunas de periódicos, notas de prensa y cierta campaña en redes sociales reforzada por cargos públicos de NA+ una acción ejemplarizante por unos hechos que, visto todo lo sucedido durante las fiestas, se hace difícil argumentar sin ruborizarse que revistieran la gravedad suficiente para iniciar semanas de investigación por parte de ¿cuántos agentes? Pocos quehaceres debían de tener, si acaso no les empujaron otros intereses impropios para un cuerpo policial democrático, esto es, uno que trate a todas las ideologías por igual, sean cuales sean.

Así las cosas, la redada de Curia y la aún más grandilocuente desatada a raíz de la salida de los toros de la peña Mutilzarra y los constructos ideológicos que las sostienen se usarán de aquí en adelante para apoyar determinados postulados políticos

Y muchos pensaremos que estas redadas no solo se usarán, sino que en realidad ya nacieron para perseguir determinada ideología y a todo aquel que la comparta en mayor o menor medida.