Nora FRANCO
DONOSTIA
Elkarrizketa
elena sancho-pereg
Soprano

«El arte desarrolla partes de ti que ninguna otra cosa cubre»

El viernes se estrenó en Quincena “La fille du régiment”, una divertida ópera de Donizzeti, de la que hoy tendrá lugar su segunda y última función. El papel protagonista de Marie lo encarna la soprano donostiarra Elena Sancho-Pereg, quien se encuentra en un momento dulce de su carrera.

Elena Sancho-Pereg, en un ensayo de ‘La fille du régiment’.
Elena Sancho-Pereg, en un ensayo de ‘La fille du régiment’. (Andoni Canellada | Foku)
Ha estudiado en el Estado español, Gran Bretaña, Alemania… ha recibido becas, numerosos premios… y todavía habrá quien diga que solo ha sido cuestión de suerte.

Pues la verdad es que sí, que hay un importante componente de suerte en que la vida te dé lo que necesitas, tanto el instrumento como la voluntad. En mi caso tengo que reconocer que tenía un instrumento bastante fácil y la escena es mi verdadera pasión. Hay gente que suple esa inicial facilidad de instrumento con mucho trabajo, mucho tesón, pero yo no soy una persona especialmente constante a la hora de la búsqueda de la técnica. Creo que mi técnica es sencilla, la tengo ya más o menos asentada y no me exige un esfuerzo desmesurado. Pero fíjate si soy afortunada que, con la pandemia, me ha salido el doble de trabajo debido a las cancelaciones de muchos artistas y he podido seguir trabajando.

Sopranos hay muchas, pero pocas consiguen abrirse un hueco en el mundo de la ópera. ¿Hay mucha competitividad?

Sí, así es. Yo misma he tenido compañeras que han luchado mucho más que yo y que no han llegado, se han quedado en el camino. ¡Ahí sí que es importante el factor suerte!

Pero para mí, los mayores retos y obstáculos de la carrera son básicamente dos. Uno es que tienes que asumir con naturalidad el hecho de que todo pasa por dos pequeñas cuerdas vocales y no siempre tienes control sobre eso. Te lo juegas siempre todo a cómo respondan las cuerdas, para lo que tienes que tener unos nervios de acero. Si eres una persona insegura, esta carrera es un auténtico martirio. Y el segundo -que es más importante aún si cabe- es la soledad, porque es una carrera que te exige viajar constantemente, como un nómada. No tienes ni tu almohada, ni tu baño, ni tus cosas, ni tu gente al lado… Siempre es un poco como vivir fugitivo. Y eso es muy duro, es mentalmente muy complicado, y puede llegar a hacer que no te compense para nada.

¿Y qué es lo que le llevó a elegir una carrera tan dura?

En mi caso, soy una persona con una tendencia aplastante hacia las artes. Desde pequeña he tenido una conexión con el arte totalmente eléctrica. Me quedo atrapada con cualquier expresión artística, es mi mundo, es mi universo. Y, además, yo me sentía enormemente atraída hacia el arte porque, en el círculo artístico, las personas que somos un poco más particulares a nivel de sensibilidad, a nivel de expresión, encontramos un refugio. En el arte la gente se preocupa más de los sentimientos, hay mayor escucha de lo emocional, y es una gran oportunidad de sanar muchas cosas, de desarrollarte y hacerte fuerte en los aspectos que tú necesitas y que las instituciones convencionales como como el colegio, la universidad o las clases extraescolares no cubren en absoluto. El arte desarrolla partes de ti como ser humano que prácticamente ninguna otra cosa cubre.

Y esas necesidades que cubre el arte, ¿se tratan por igual en los distintos países en los que ha estudiado y trabajado o, por el contrario, tienen diferentes sensibilidades?

Es un poco difícil generalizar, pero creo que las personas que tienen vocación artística o intereses artísticos sí son parecidas en todas partes. Lo que cambia mucho es la cultura general del país. Por ejemplo, en Alemania tienen un sistema de administrar el dinero que a mí me parece increíblemente eficaz. Cada ciudad tiene un teatro de ópera y ellos saben cómo gestionar su dinero para contratar una plantilla de cantantes, un ballet, una orquesta y un coro en residencia en ese teatro, como una especie de funcionariado, lo que hace que puedan tener ópera todo el año a precios supercompetitivos. En vez de pagar unos cachets disparatados a los artistas invitados, pagan su nómina mensualmente a los contratados. Pero, claro, para esto también es necesario que haya un público. Hay muchísimo más consumo que aquí. Pero es algo que también tiene que ver con el clima, la cultura de salir, de tapeo, de bares, de socializar… eso en Alemania no existe, y entonces la gente consume mucho más arte. Tienen un nivel medio cultural -o artístico, por lo menos- mucho más alto, lo que hace que se consuma mucho más y también que se aprecie mucho más. Si tú dices que eres artista, no te van a mirar como diciendo “sí, sí, pero ¿de qué vives?”. Y también hay infinidad de oportunidades académicas para desarrollarte en lo que quieras. Hay muchísima pedagogía.

Para «La fille du régiment», lo mismo que para «La tabernera del puerto», la Quincena ha optado por un elenco local. ¿Tenemos buenos cantantes?

Sí, tenemos muy buenos cantantes. Además, en todos los países intentan recurrir primero a los cantantes locales. En Inglaterra, en Francia, en Italia… todos los países sienten el orgullo y el deber de escoger primero a los cantantes locales y yo creo que debería ser así siempre y solamente mirar fuera si con lo que tienes en casa no te basta; por dos motivos: por un tema económico ya que casi siempre es más caro importar, y por un tema de compromiso con tu tierra y con los tuyos. Creo que en España hay un poquito de complejo a la hora de programar a la gente local, como si no valoraran lo que tienen, pero en el País Vasco y en Catalunya esto no ocurre.

Para estas dos funciones de «La fille du régiment» se está haciendo una versión sin escena pero dramatizada.

En mi opinión, es cien por cien escenificada. Cien por cien. Y lo subrayo porque tiene una escenografía preciosa, tiene diálogos que hemos aprendido y trabajado, un vestuario muy cuidado… No tiene nada de semiescenificada, lo que pasa es que, debido al reducido número de ensayos, Guillermo Amaya no ha tenido el tiempo que a él le hubiera gustado para trabajar mejor y dar mayor profundidad a la sicología interna de los personajes. Creo que nosotros lo hemos suplido de alguna manera, porque este ‘cast’ tiene un nivel impresionante. El nivel al que hemos llegado se debe a la rapidez, flexibilidad y capacidad de adaptación de todo el elenco y todo lo que traemos de nuestra cosecha cada uno de nosotros. Es una producción muy buena.

Es una ópera cómica, registro en el que, tal vez por un exagerado sentido del ridículo, no todos los cantantes se sienten cómodos. ¿Es su caso?

Es una ópera cómica, pero la música es extremadamente virtuosística, así que la parte de demostración de que esto es un tema serio queda suficientemente probada. Y como comedia, es brillante. Me considero bastante más cómica que dramática por mi color de voz, por mi carácter… ¡Me encanta!

Esta ópera es conocida por los nueve dos de pecho del tenor hasta tal punto que cualquiera diría que la soprano ha desaparecido.

Es que, realmente, el tema de los nueve dos de pecho es algo que no ocurre en ninguna otra ópera y es normal que se hable de eso, pero no creo que deje en sombra al personaje de la soprano. Además, Xabier Anduaga es un compañero excelente: amable, divertido… Ha sido un descubrimiento y, aparte de lo estrella que es en la escena, es un compañero maravilloso, muy maduro para su edad.

El personaje de Marie es muy bonito, en el que destaca la fuerza masculina de la mujer, su carácter guerrero. Es este arquetipo de mujer fuerte a la que le cuesta sacar sus emociones más sensibles, más vulnerables, y lo consigue a través de Tonio -el tenor-, que es un chico que abre su corazón porque se enamora perdidamente. Y Marie es un personaje fantástico, surreal, graciosísimo. Técnicamente es un personaje difícil, pero Donizetti escribe fenomenal para la voz. Para mí es el que mejor escribe, hasta tal punto que creo que muchos tipos de voces diferentes pueden hacer una bella interpretación de la misma música, y eso no ocurre con cualquiera. Personalmente, yo añado varios sobreagudos al papel, pero los llevo cómodamente porque Lucas Macías ha sido un magnífico Maestro y ayuda mucho al belcanto.