Si se manifiestan los falangistas por Madrid y no hay presencia policial, gritan lo que les da la gana de manera claramente contraria a la Ley de Memoria Democrática y hacen todos sus alardes fascistas con total impunidad y nadie se inmuta desde las esferas gubernamentales, policiales, de la Fiscalía, ¿cómo hay que interpretar esta actitud de los gobiernos civiles en manos todos del PSOE? Es una estrategia de difícil asimilación ya que no hace otra cosa que dar alas a los más reaccionarios y que van ocupando la calle, los medios de comunicación y el parlamento.

Porque la reiterada actitud de la presidenta del Congreso consintiendo de manera consciente unas maneras planificadas para convertir la carrera de San Jerónimo en una barra de club de carretera fascistoide es tan reiterada que no acaba de entenderse la táctica en la se basa y que lleva a convertir el parlamento en algo que tiene presencia en los medios de comunicación y las redes sociales precisamente por todo lo contrario de lo que se entiende por una manera de actuar parlamentaria adecuada y que al estar esta deriva encabezada por la extrema derecha española bicéfala PPVOX, parece que se sume a la violencia verbal, política y machista que ejercen de manera constante, habitual y ufana sin ningún tipo de reproche institucional.

A la vista está que existen disfunciones bochornosas que van comiéndose la credibilidad del sistema y que forman parte de un plan para que lo que está sucediendo en la calle y los escaños sea motivo suficiente para otras acciones más institucionales que acaben con los vestigios de esta democracia.