Raimundo FITERO
DE REOJO

Gas pata negra

Me confunden los ecos siderales. Se está celebrando un campeonato del mundo de fútbol en Qatar y las imágenes que nos sirven las televisiones dejan estadios repletos de hinchadas de equipos nacionales de países que no están pasando por un momento económico boyante. Estudiando por encima la situación, se llega a la conclusión de que hoy, el fútbol, no es solamente el opio del pueblo, sino un signo de identificación para las clases medias y altas. Un trabajador ecuatoriano, ghanés, argentino o japonés se debe endeudar o arruinar para pagar viaje, hospedaje, manutención y ni te digo el coste de la fiesta tras un triunfo.

Por eso hay que estar pendiente de las noticias científicas más cercanas a nuestra existencia, especialmente ahora que otra vez estamos ante la duda de poner la calefacción unas horas o forrarse a base de capas de abrigo. Por eso, al leer que unos científicos están a punto de comercializar gas a partir de los purines de los cerdos ibéricos casi exploto a llorar. Es decir, si decían que del cerdo nos gustaba hasta los andares, ahora nos gustan hasta los cagares. Ni un poco de mala conciencia al comer jamón de pata negra, blanca o serrano. Tenemos una fuente de energía barata e infinita a nuestra disposición que hasta podremos exportar.

Contrarresto este subidón con una amenaza: el cambio climático está poniendo en peligro las cosechas de café. Traducción: va a subir el café. En algunos bares, un café solo vale igual que doscientos gramos de café molido en la tienda. Se parece mucho a un timo. Cuando por fin lo hagamos con gas pata negra, todo será mucho más barato.