Iñaki LEKUONA
Profesor
AZKEN PUNTUA

Política

No hay que politizar el deporte, afirma un Emmanuel Macron que, igual que parece crecer cuando suena la Marsellesa en el estadio, se hincha de indignación cuando lo pitan y abuchean. No hay que politizar el deporte, por lo que las reflexiones sobre el dudoso respeto de los Derechos Humanos en Qatar están de más. Como lo estuvieron cuando Rusia organizó los de 2018. Como lo estarán cuando París acoja los JJOO de 2024. No hay que politizar el deporte, por ello las selecciones de las naciones sin Estado, salvo las británicas, no pueden estar representadas en competiciones oficiales y, por tanto, no pueden ondear sus trapos de colores en los mástiles donde sí flamean las banderas de los Estados reconocidos desde el origen de los tiempos. Por ello, es inaceptable que este próximo sábado, con motivo del Día Internacional de la Lengua Vasca, se mezcle este simpático idioma con una reivindicación que nada tiene que ver con el espíritu deportivo. Por ello, que este próximo sábado a alguien se le ocurra ir a Makea va en contra de los valores apolíticos del juego. Ni los partidos de pelota, ni las charlas, ni los conciertos, todos ellos de alto componente político, tienen cabida en el deporte. Seguro que incluso se les ocurre izar la patriótica ikurriña en lugar de la inclusiva, libertaria, igualitaria y fraternal tricolor republicana.