Dabid LAZKANOITURBURU
PROTESTAS EN CHINA

Relajación de la política covid cero: ¿adiós a la excepción china?

Tras las protestas de estos días, el Gobierno chino recula y apunta al principio del fin de la política covid cero. Sin obviar los posibles efectos en un repunte de la pandemia, no es la única ni la principal excepción china que las manifestaciones han puesto en solfa. Cada vez son más los ciudadanos insatisfechos con el saldo del pacto por el que el PCCh se blindó en el poder a cambio de progreso material.

(Noel CELIS | AFP)

Enfrentado a un fin de semana de protestas, y temeroso de que se repitan convocatorias los próximos días, el Gobierno chino ha comenzado a relajar las medidas de confinamiento y control de la pandemia. Todo ello un mes después de que Xi Jinping, el todopoderoso líder -cuya salida del poder han exigido los manifestantes-, reiterara la vigencia de la política covid cero en el XX congreso del PCCh y aupara a su más estrecho círculo de poder al responsable de los confinamientos draconianos en Shanghai, Li Qiang.

No es la primera vez que el partido recula, eso sí, sin reconocer nunca un error. Ahora resulta que de un día para otro se dan las condiciones para una relajación. Y eso cuando en China se está dando un récord de contagios: entre 30.000 y 40.000 diarios, una cifra, también hay que reconocer, mínima en relación a su población.

El PCCh siempre ha sabido combinar firmeza y flexibilidad, en aras a mantener el acuerdo prepolítico por el que buena parte de la población asume resignada su poder omnímodo a cambio de eficacia y progreso económico y social.

Ese pacto, por lo que toca al progreso y bienestar, es el que parece que ha sido puesto en cuestión durante las protestas, en las que se ha pasado de denunciar las consecuencias económicas, sociales y vitales de las restricciones y los confinamientos a plantar una enmienda a la totalidad del sistema.

Habrá que ver si la relajación logra sus objetivos, pero la situación se le puede complicar a Pekín por el flanco de la eficacia, la de un sistema que algunos definen como una «eficracia».

Orgulloso de haber controlado desde el principio una epidemia que surgió en una de sus ciudades, Wuhan

(contabiliza a fecha de hoy poco más de 5.000 muertos en una población de 1.400 millones), el Gobierno chino, que reivindicó su superioridad respecto a Occidente, se negó a comprarle a este sus vacunas, insistiendo en utilizar las suyas, bastante menos efectivas. Lo que ha alimentado la desconfianza, sobre todo de las personas mayores (el mayor grupo de riesgo), que registran bajas tasas de vacunación y descomfían tradicionalmente de la medicina moderna.

El problema, con la actual ómicron y con futuras variantes, es que, según expertos como los de la revista “Nature”, si abandonara definitivamente la política covid cero afrontaría millón y medio de muertos y solo uno de cada quince casos graves podría ser atendido en las UCI de su débil sistema sanitario.

El Gobierno de Pekín tiene un dilema pero, más allá de ello, afronta un reto: el del fin de la «excepción china». Como se ha visto estos días, la ciudadanía china se pregunta por qué ella está confinada mientras sigue el Mundial de Fútbol de Qatar por televisión. Y seguro que habrá entre ellos hasta negacionistas, como ocurrió por estos lares.

Y, más allá, exigen el derecho a expresar sus críticas, a no sufrir la censura en las redes sociales y a poder manifestarse. Viven, y sufren, la era que vivimos y sufrimos el resto. Por mucho que el régimen del PCCh haya evolucionado en los últimos decenios a una suerte de mandarinato.

Aval de «Diario del Pueblo» y de la «zarina del covid cero»

La viceprimera ministra Sun Chunlan, la «zarina del covid cero», reiteró por segundo día el giro en la política draconiana contra la pandemia.

El Gobierno ha anunciado la reapertura de supermercados, hoteles, restaurantes y estaciones de esquí en varias ciudades, así como medidas más ligeras para acceder al metro y lugares públicos y cuarentenas en casa, no en edificios oficiales. El giro ha sido anunciado por el oficial «Diario del Pueblo». GARA