Una reflexión colectiva para que el euskara avance

El Día Internacional del Euskara, y Día de Nafarroa, llegó este año acompañado del fin de Euskaraldia. Tras dos semanas de experimento social para cambiar las costumbres lingüísticas de la ciudadanía vasca, esta tercera edición terminó el viernes con una valoración positiva.

Los organizadores, confluencia de las administraciones y de la sociedad civil, destacan que los roles de ahobizi y belarriprest se comprenden cada vez mejor, lo cual es importante para que el experimento funcione. No se trata de mostrar apoyo al euskara -para eso ya existen otras muchas iniciativas-, sino de facilitar un cambio estable en la práctica comunicativa cotidiana. Algo más difícil y profundo que identificarse con la cultura vasca o tener una postura favorable, y por eso mismo más eficaz a medio plazo. Es importante sostener la inercia positiva de estos días.

En número, las y los participantes inscritos en esta tercera edición eran los mismos que hace dos años, aunque más personas han participado sin registrarse. Uno de los pocos puntos negros que mencionaron los organizadores fue una menor utilización de las chapas que indican que se está participando en el experimento y el rol que se adopta.

Un estudio más riguroso ofrecerá datos que servirán para perfilar los siguientes pasos. Está claro que el euskara necesita todo tipo de eventos e iniciativas extraordinarias que apoyen la labor diaria y sostenida por la supervivencia de la lengua vasca. Por ejemplo, el euskara es un tema crucial cuando se debate sobre la educación. Hay que ser honestos en el diagnóstico, realistas en las propuestas y ambiciosos en los objetivos.

Hace falta una reflexión colectiva que tiene que articular los compromisos particulares y comunes, capaz de afianzar las tendencias positivas y de inhibir las negativas, y que debe dar pie a políticas públicas eficaces.