Xole ARAMENDI
DONOSTIA

La fotografía, vía de conexión con colectivos expulsados por la sociedad

Lúa Ribeira presenta en la sala Artegunea de la Kutxa, en Donostia, cinco proyectos distintos de fotografía. En “Subida al cielo”, desarrollada entre 2016 y 2020, las imágenes tienen en común el hecho de que la autora pone el foco a colectivos que la sociedad deja apartados en los márgenes. Migrantes captados en Tijuana y Melilla o personas con diversidad funcional son ejemplo de ello.

Lúa Ribeira posa en la muestra abierta en Artegunea (Tabakalera).
Lúa Ribeira posa en la muestra abierta en Artegunea (Tabakalera). (Gorka RUBIO | FOKU)

Los suyos son microrrelatos que nos alejan del estereotipo. El proceso creativo de Ribeira (As Pontes, A Coruña, 1986) tiene como punto de partida el reconocimiento de la vulnerabilidad socio-histórica de su identidad gallega. Le despierta interés lo relacionado con los mecanismos de expulsión. Se sumerge en un continuo cuestionamiento de la cultura dominante, trascendiendo los límites y trabajando fuera de las separaciones estructurales establecidas entre diversas comunidades e individuos que forman parte de las sociedades de hoy en día.

Sus imágenes rompen la mirada habitual. No es una mera observadora, sino que toma parte activa en el encuentro con la persona retratada invitando a esta a participar en un proceso de teatralización o de juego. En algunas ocasiones se vale de máscaras para ello.

La artista ha recorrido diversos territorios, desde los fríos parques de Gran Bretaña a las fronteras entre Marruecos y Europa por una parte, y México y Estados Unidos por otra, pasando por las verdes tierras gallegas al árido paisaje andaluz. Todas ellas comparten la metodología de trabajo y la motivación política.

Cinco series

‘‘Subida el cielo’’ abre la muestra -abierta hasta el 2 de julio- y le da título. También fue «el punto de partida de una nueva forma de trabajar», en palabras de la comisaria Sonia Berger. Iniciado en 2017, refleja el trabajo realizado en Bristol, Gran Bretaña. La serie nace con la intención de utilizar la fotografía para crear imágenes más mitológicas o atemporales con un tema que subyace, el dolor, entendido como una experiencia que une a las personas. «Nos permiten reflejarnos en el sufrimiento que está por venir».

También ha querido acercarse a una institución religiosa que en Galicia atiende a un colectivo de mujeres con diversidad funcional. No dudó en compartir con ellas dos veranos, y gracias a los encuentros mantenidos con ellas, pudo entablar una relación antes de comenzar a retratarlas. A partir de esa experiencia «transformadora» es cuando surge la posibilidad de abordar el trabajo fotográfico. El resultado, la serie “Aristócratas’.

Vulnerabilidad

Hizo lo mismo en Tijuana, experiencia plasmada en la colección “La jungla”. «Entro en lugares donde también adopto una posición vulnerable y me dejo llevar por otros, para crear otras formas de existir o de relacionarnos. Por eso me interesa tanto el lenguaje visual, porque no hay asertividad», comenta. Ribeira ha aglutinado bajo el nombre de “La jungla” las fotos realizadas en la frontera entre México y EEUU, llevado a cabo en el marco de un proyecto colectivo de la agencia Magnum, a la que pertenece desde 2018.

“Los afortunados” es su serie más reciente y se desarrolla en Melilla, con un grupo de jóvenes que intentan llegar a Europa. A través de la convivencia surgen temas que previamente no había pensado tratar. Las imágenes quieren plasmar los momentos de riesgo y adrenalina, supervivencia, constante estrategia y hermandad que viven los protagonistas, en contraposición a «esa visión mediática que lleva años construyéndose».

Desde su propio cuestionamiento inicial, Ribeira pretende plantear preguntas al espectador y generar incertidumbre. «Mi acercamiento a la fotografía se da desde un planteamiento filosófico, no por la imagen que puedo encontrar», explica.

«Las obras se sitúan fuera del tiempo, mi objetivo es descolocar al público». Inmersa en un proceso de aprendizaje continuo, trata de poner en duda las diversas construcciones sociales que nos son transmitidas por la sociedad.

No le interesa la fotografía sino la imagen. «Se supone que ya hemos asumido que la fotografía no es la verdad, sino una visión subjetiva, cercana a algo pictórico. La imagen es otro lenguaje, tendemos a relacionarlo con el lenguaje literal y creo que la sociedad aún no está preparada para ello».