Martxelo DÍAZ
DONOSTIA
PRESIÓN TURÍSTICA

Donostia frena las licencias hoteleras entre denuncias de electoralismo

La moratoria de licencias de hospedaje en algunos barrios se aprobó ayer en el pleno municipal, con acusaciones de electoralismo al equipo de Gobierno por presentarla antes de la campaña cuando se ha opuesto durante toda la legislatura. Por ahora, la medida solo tiene un año de duración y no vincula al Ayuntamiento que se elija en mayo.

La bahía de La Concha desde la terraza del Hotel Lasala.
La bahía de La Concha desde la terraza del Hotel Lasala. (Gorka RUBIO | FOKU)

Todos los grupos municipales de Donostia votaron a favor de la moratoria de licencias de hospedaje durante un año en los barrios de Antigua-Ondarreta, Ategorrieta-Ulia, Centro, Gros e Ibaeta. La enmienda de EH Bildu que reclamaba que esta medida se extendiera a Amara Berri, Intxaurrondo Zaharra, Egia y Arriola, donde la vivienda también ha experimentado un notable aumento de precio por la presión turística, fue rechazada, ya que solo obtuvo el apoyo de la formación proponente y de Elkarrekin Donostia.

La jeltzale Nekane Arzallus, delegada de Urbanismo Sostenible, destacó que se trata de «una medida excepcional» y rechazó las acusaciones de electoralismo a escasas semanas del inicio oficial de la campaña, señalando que «se hace cuando se puede».

Arzallus subrayó los aspectos positivos que tiene el turismo para Donostia, «ya que trae riqueza», pero reconoció que tiene efectos negativos que, a su juicio, justifican la medida ayer tomada. Sin embargo, se opuso a la extensión de la misma a otros barrios, tal y como proponía EH Bildu, ya que no percibe que en estas zonas haya una afección turística similar.

Ricardo Burutaran, en nombre de EH Bildu, recordó que en todas las ocasiones en las que se ha alertado en el pleno de los efectos que está provocando en el precio de la vivienda la turistificación, desde el equipo de Gobierno que conforman PNV y PSE se ha negado la evidencia. «Hoy lo reconocen, pero han votado varias veces en contra», dijo.

Burutaran mencionó el informe de la Diputación de Gipuzkoa que señalaba que casi 4.000 jóvenes han tenido que abandonar Donostia debido a la carestía de la vivienda, y acusó al PNV y PSE de presentar esta medida ahora por interés electoral.

MANCHA DE ACEITE

En relación a la enmienda para extenderla a otros barrios, comparó el efecto de la turistificación en el precio de la vivienda con «una mancha de aceite que se extiende», por lo que destacó la necesidad de frenar la saturación antes de que llegue.

La respuesta de Arzallus fue leer unas declaraciones de Juan Karlos Izagirre en 2015, entonces alcalde de Donostia, en las que se felicitaba por los buenos datos del turismo frente a quienes habían pronosticado una debacle tras la llegada de EH Bildu al Gobierno del Ayuntamiento y la Diputación.

Aitzole Araneta, portavoz de Elkarrekin Donostia, recalcó que su grupo ha reclamado una moratoria durante toda la legislatura y acusó a PNV y PSE de negar la evidencia de que la turistificación está afectando al precio de la vivienda. «Finalmente admiten que sí», destacó.

Araneta también habló de interés electoral y se refirió a la reciente encuesta en la que dos tercios de la ciudadanía se muestran contrarios al crecimiento del turismo.

El portavoz de Elkarrekin Donostia advirtió que se necesitan «medidas permanentes», y alertó de que lo aprobado ayer no compromete al equipo de Gobierno que salga de las elecciones de mayo.

Borja Corominas, en nombre del PP, explicó que iban a votar a favor de la moratoria «como mal menor» y criticó al PNV y PSE por «lanzar un mensaje negativo».

También acusó al equipo de gobierno de utilizar la moratoria de forma electoralista, «porque el PNV nunca se ha creído lo de la presión turística y ha votado en contra sistemáticamente de todas las mociones para regular el turismo».

Por su parte, Marisol Garmendia, portavoz y alcaldable del PSE, defendió que «estamos trabajando a favor del turismo sostenible y controlado, sin demonizarlo» y lamentó que el Partido Popular «se haya sumado a las posiciones más radicales de la izquierda más radical, pasándose de frenada y cayendo en la turismofobia».