MARIONA BORRULL
IRUÑEA

«El polvo ya no nubla nuestros ojos», Mejor Película en el festival Punto de Vista

«El polvo ya no nubla nuestros ojos», cortometraje del Colectivo Silencio (Perú), se alzó ayer como gran triunfadora de la decimoséptima edición del certamen navarro. «Notre village», de Comes Chahbazian y «Eventide», de Sharon Lockhart, completan un palmarés abierto a todo tipo de transgresiones en el cine de los márgenes: entre lo documental y lo performativo, entre lo artístico y lo político.

Integrantes del Colectivo Silencio recogen el premio en Iruñea.
Integrantes del Colectivo Silencio recogen el premio en Iruñea. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Dotado con 10.000 euros, el Gran Premio Punto de Vista a la Mejor Película fue para «una película que une pasado y presente, en su forma cinematográfica como en su rabia política. Un “ciné-tract” realizado por un colectivo para afirmar mejor la necesidad de unir las luchas y hacer del cine un arma colectiva». Así firmaba el Jurado Internacional, formado por el cineasta y programador Ángel Santos Touza, la responsable del Festival Internacional de Cine Documental de Yamagata (Japón) Haruka Hama y el crítico, programador y redactor jefe de la revista Cahiers du Cinéma Marcos Uzal. Antes, la película se había visto en el Festival de Lima (Filmocorto) y el Festival Internacional de Mar del Plata.

“El polvo ya no nubla nuestros ojos” es la primera obra del Colectivo Silencio, formado por doce cineastas y activistas que en 2021 rodaron esta pieza de 25 minutos como parte de un taller de cine político. En él, gente de toda índole lee a cámara escritos publicados durante los últimos 200 años de historia de Perú, desde textos teatrales a posts de Facebook. Algunos son íntimos e hirientes y otros, puras proclamas políticas: desde las demandas de líderes campesinos a los manifiestos contra periodistas asesinados por la milicia, pasando por las reclamaciones de un centro LGBTIQA+. Los hechos vuelven a escribirse, dando esta vez espacio para contradecir el optimismo del discurso político oficial.

CINE HETERODOXO

El Premio Jean Vigo a la Mejor Dirección, dotado con 5000 euros, fue para “Notre village” de Comes Chahbazian. Es la segunda película del realizador libanés, autor de cortometrajes de no ficción como “Ici bas”, que en 2010 ya obtuvo una Mención Especial del Jurado en Iruñea. Para el Jurado Internacional, “Notre village” es «una película sorprendente por la manera en que cambia de forma a lo largo del camino, enfrentándose a la historia a la vez que se da tiempo para la poesía, con una suavidad asombrosa en su evocación de la violencia, y un raro sentido del encuadre y el montaje».

El film rememora los efectos catastróficos que tuvo la tentativa de invasión de las fuerzas armadas de Azerbaiyán en territorio armenio, a principios de los años 90. Los ciudadanos de la región del Alto Karabaj, voluntarios civiles que tomaron las armas para improvisar una suerte de resistencia y recuperar sus tierras, sirven de testigos privilegiados sobre cómo el horror de la guerra pervive cuando el fuego parece haberse extinguido. Aunque, «si silenciáramos las narraciones de los villanos, sería muy difícil esclarecer qué ocultan unas imágenes que se debaten entre lo rudimentario y lo épico», anotamos en nuestra crítica, que destaca lo ambivalente del film con respecto a su retrato de la miseria pasada. En su último tercio, la película de Chahbazian se vio interrumpida en 2020 por otra tentativa de invasión en la zona, que esta vez tuvo éxito. “Notre village” se convertiría, pues, en parte de una historia que parece repetirse sin justicia ni gloria.

Con el Gran Premio del Jurado y el Premio Jean Vigo, Punto de Vista pone en valor una vez más la relevancia de los certámenes internacionales dedicados a un cine fronterizo y más heterodoxo, principales descubridores de nuevas voces dentro del gran escaparate cinematográfico de festivales.

LA MAESTRÍA DE LOCKHART

La ganadora del Premio al Mejor Cortometraje para “Eventide”, Sharon Lockhart, no es ni debutante ni desconocida. Sin embargo, resultó difícil no premiar una de sus piezas más gustosas, una performance grupal situada en la costa de Gotland, Suecia, durante la lluvia anual de meteoros de las perseidas. Por delante de la cámara de “Eventide”, fija ante la playa a primera hora de la noche, empiezan a discurrir figuras que, con la linterna del móvil, parecen buscar algo entre los arbustos. «Un único plano de 30 minutos, tan sublime como misterioso, en el que se despliegan las bellezas de la naturaleza (cielo, mar, tierra...) y los fundamentos del cine: luz y oscuridad, tiempo y espacio», discurrió el Jurado.

La estadounidense Sharon Lockhart realiza películas, fotografías e instalaciones sobre escenarios aparentemente alejados del hecho artístico, que se convierten en espectáculos mundanos gracias al protagonismo absoluto de las coreografías de los cuerpos ante una cámara estática. Lockhart ha expuesto en la Bienal de Venecia, en el Kunstmuseum Luzern y en la propia Tabakalera: su cine dialoga tanto con las salas como con el museo.

PÚBLICO Y JURADO JOVEN

El Premio Especial del Público a la Mejor Película fue para “Maayo Wonaa Keerol”, de Alassane Diago. En el film, cuarenta protagonistas, testigos y víctimas, rememoran las masacres de 1989 a ambos lados del río Senegal (en la frontera entre Mauritania y Senegal), para comprender lo que ocurrió e intentar dar juntos un paso hacia la reconciliación.

Por su parte, “Éclaireuses” de Lydie Wisshaupt-Claudel se llevó el Premio de la Juventud a la Mejor Película. En su declaración, el Jurado subrayó la relevancia del proyecto que el documental retrata, un centro al margen de los absurdos de la escolarización oficial: «En un universo aparte, una pequeña escuela nos permite imaginar una realidad inimaginable. Dos profesoras devotas que, contra todo y sin dejar de cuestionarse, hacen surgir una realidad alternativa, otro futuro posible». El Jurado Joven decidió entregar una Mención especial en la categoría a Mejor Película a “Apocalipsis 20 21 22”, de Julius Richard Tamayo.

Si atendemos al palmarés en global, descubriremos que tanto los emparejadores del cine de hoy como el público del mañana celebran la memoria histórica y las tentativas de reparación. El arte está donde la política no llega.