Ramón SOLA

Ni buen cine ni aportación social, y mira que Currin lo advirtió...

Resulta significativo que todo el foco previo al estreno ayer de “No me llame Ternera” haya estado posado sobre Jordi Évole y Marius Sànchez y el lío en que se metían. Porque cualquiera entiende que quien más arriesgaba con esta película no son ellos, sino quien se sentaba al otro lado de la mesa.

(ZINEMALDIA)