Irak fue ayer escenario de ataques y atentados dirigidos preferentemente contra los fieles chiíes que convergían hacia la ciudad santa de Kerbala en la víspera de la Ashura, la festividad más importante para esta comunidad, mayoritaria en el país árabe .

Los atentados, dirigidos también contra las Fuerzas de Seguridad, dejaron un saldo provisional de 27 víctimas mortales.

El más grave tuvo como escenario la periferia de Baquba, 60 kilómetros al norte de Bagdad y provocó tres explosiones coordinadas contra una concentración de peregrinos.

La Ashura conmemora la muerte de Hussein, nieto del profeta Mahoma en Kerbala (110 kilómetros al sur de la capital) a manos de las tropas del califa omeya. Según la tradición, Hussein fue decapitado y su cuerpo troceado. La conmemoración incluye procesiones de flagelantes. Cientos de miles de fieles chiíes organizan procesiones y erigen tiendas donde distribuyen comida a los paseantes y se concentran para peregrinar a la ciudad, que alberga el mausoleo de Hussein.

35.000 uniformados

Este año las medidas de vigilancia han sido reforzadas con más de 35.000 soldados y policías desplegados alrededor de Kerbala, donde se espera la llegada de 2 millones de peregrinos, iraquíes y de los países vecinos, durante los diez días de festividades que terminan hoy. Miles de personas seguirán llegando a la ciudad en los siguientes 40 días de duelo.

Siguiendo con los atentados de la jornada, un kamikaze se hizo explotar ante un control policial en Tikrit (centro), matando a once personas, tres de ellas policías.

En Falujah, antiguo bastión de la resistencia, tres bombas contra viviendas de policías dejaron un saldo de cuatro muertos.

Los ataques se han multiplicado en Irak en el último año y octubre fue el més más sangriento desde abril de 2008, en plena ocupación del país.