Iraia OIARZABAL
CRISIS EN FAGOR ELECTRODOMÉSTICOS

De oasis del desempleo a una tasa de paro del 13%

Además de todos los municipios de Debagoiena, Aramaio se verá afectada de lleno por la caída de Fagor electrodomésticos. 62 de sus habitantes trabajan en la cooperativa de Arrasate, además de otros tantos que ahora son socios inactivos o trabajan en otras cooperativas. Su cierre disparará al 13% la tasa del paro en una localidad que hasta ahora gozaba de una posición privilegiada.

Doce kilómetros y apenas diez minutos en coche separan la localidad alavesa de Aramaio de Arrasate. Dada su cercanía, este pequeño municipio de 1.500 habitantes perteneciente a la Cuadrilla de Zuia está estrechamente ligado con Debagoiena, también económicamente. Es por ello que la crisis de Fagor Electrodomésticos supondrá un duro varapalo para el hasta ahora pueblo con menor tasa de paro de Araba, un 3%.

Para visualizar esa dependencia que tiene de Arrasate, basta con mencionar que 62 de los 700 trabajadores que tiene Aramaio trabajan en Fagor Electrodomésticos. A ello hay que sumar que otro gran número de personas forman parte del colectivo de socios inactivos, aquellos que en su día trabajaron en la cooperativa y que mantienen parte de su dinero en ella, con pocas esperanzas de recuperarlo. Así, según relata a GARA el alcalde de Aramaio, Ramon Ajuria, en total son unas 200 las personas ligadas directamente a Fagor Electrodomésticos.

Pero no son los únicos afectados. Aramaio es una localidad sin tejido industrial que centra su actividad económica en los sectores primario y terciario. Ello implica que los habitantes que se dedican al sector industrial trabajen en municipios colindantes. La mayoría lo hacen en Arrasate y alrededores, y una gran parte en otras cooperativas del grupo Mondragon.

Temor e incertidumbre

¿Cómo se cuantifican estos efectos en números? Básicamente, representantes institucionales y habitantes de la localidad centran su preocupación en el aumento del desempleo, que de darse la pérdida de los 62 puestos de Fagor llegaría al 13% (diez puntos más). Aunque el anuncio de recolocaciones de Mondragon está sobre la mesa, es palpable el clima de incertidumbre y preocupación

Dando un paseo por las calles de Aramaio, se observan gestos que denotan temor y, en la mayoría de los casos, pocas ganas de pronunciarse. Alazne y Arantxa, ambas trabajadoras de Fagor Electrodomésticos, relatan su situación mientras acuden a recoger a sus hijos en la escuela. Alazne lleva 16 años trabajando en la cooperativa y reconoce con tristeza que no esperaba que «el golpe fuera para tanto». Admite que cabía esperar el cierre de alguna de las secciones, pero no la quiebra del conjunto de la empresa.

Arantxa, aunque actualmente reside en Aramaio, es de Arrasate y remarca que es una situación que afecta a muchísimos ámbitos, desde el empleo hasta el consumo. «Si no hay dinero no se consume», señala. Ahora se mantienen expectantes ante las decisiones que se tomen en torno a la cooperativa, aunque confiesan sentir una mezcla de sentimientos que van desde la esperanza en algunas ocasiones, hasta el temor por perderlo todo.

Maite y Felisa no están tan estrechamente ligadas a la cooperativa, pero tienen muchos conocidos y familiares trabajando en la misma. Destacan que hasta ahora era una localidad donde no había grandes problemas y con una buena calidad de vida, pero temen que ahora haya que «apretarse el cinturón».

Cristina, que durante años trabajó en el mundo cooperativo, sostiene que ahora es momento de trabajar precisamente por sostener este modelo tan arraigado en la comarca de Debagoiena. Alerta de que la pérdida de tantos empleos supondrá «un futuro más en precario e incierto» para tantos jóvenes que tampoco hasta ahora conseguían acceder al mercado laboral.

Precisamente, el alcalde de la localidad se compromete a continuar la senda iniciada conjuntamente con la Diputación de Gipuzkoa para buscar una solución que evite en la mayor medida posible el sufrimiento de los trabajadores. Ante esta situación, afirma con rotundidad que «no sirven los parches» y que «hay que hacer un diagnóstico y trabajar bien, no cada comarca y herrialde por su parte, sino todos unidos», sentencia en una llamada a la cooperación.