Mikel INSAUSTI
CRÍTICO CINEMATOGRÁFICO

A Roma con amor

Dicen que todos los caminos conducen a Roma, y desde Zugarramurdi también se puede llegar a la ciudad de las siete colinas. Álex de la Iglesia también ha triunfado en el Festival de Roma, donde un público libre de prejuicios rió y aplaudió a rabiar durante la presentación en Italia de «Las brujas de Zugarramurdi».

No es un fenómeno aislado, tras lo visto en otros lugares como Buenos Aires, donde el recibimiento a la película ha sido igual de entusiasta. Estoy hablando de un gran éxito comercial a escala internacional, que debería llevar a una reflexión sobre el tipo de cine que se quiere hacer dentro de una industria repudiada por el propio actual gobierno de Madrid.

En otro festival de cine que se celebra estos días, el de Sevilla, la cineasta Josefina Molina ha hecho unas interesantes declaraciones con motivo de la recepción del premio RTVA. Ha venido a decir que lo que le gusta al PP es el cine americano, cuando en Europa ha de primar la creatividad frente a las producciones millonarias de Hollywood.

Muy bien dicho, porque se están equivocando quienes apuestan por películas de estilo e intenciones sucursalistas. Son los que piensan que para ser exportables hay que imitar el modelo yanqui. Prefiero mil veces el localismo de «Las brujas de Zugarramurdi» que la americanización de «Grand Piano». Sobre la producción de Rodrigo Cortés, se ha comentado en los foros, lo mismo que sucedió con sus anteriores «Buried» o «Red Lights», que no parece española.

La cuestión de fondo es qué es lo que quiere parecer cada uno, y si me preguntan prefiero parecerme a mi mismo.