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La prensa occidental ante Xi Jinping, crónica de una decepción anunciada

La calculada ambigüedad de las promesas de reforma del tercer plenario del PCCh tras su XVIII Congreso ha impacientado a los sinólogos occidentales, que acusan ahora al presidente Xi Jinping, otrora paladín del reformismo, de intentar reeditar un neomaoísmo reformado.

Ha querido el calculado calendario político chino que el anuncio de reformas en el tercer plenario del PCCh coincida con el primer aniversario de la llegada al poder de Xi Jinping.

Y los que quisieron ver a su llegada al Gran Palacio del Pueblo un nuevo estilo, más directo y menos rígido que el de su predecedor al frente del país, Hu Jintao, han visto confirmada su «decepción» después de que el tercer plenario del Comité Central del PCCh haya ratificado la primacía del Partido y de las empresas públicas pese a anunciar un «papel decisivo» del mercado en la asignación de los recursos económicos.

Los sinólogos destacan la ambigüedad de las conclusiones del plenario y hay quien apunta a una marcha atrás en las reformas. Así, los mismos que destacaban hace un año los «nuevos aires» tras la llegada de Xi al poder, denuncian ahora su «fraseología marxista» y una supuesta vuelta a los orígenes.

Así, hay quien compara los grandes carteles con la efigie de Xi en lugares destacados de las ciudades chinas con imágenes pasadas. Las comparaciones no acaban ahí y la campaña de Xi contra los «cuatro males« (el formalismo, la burocracia, el hedonismo y la extravagancia) les evocan, salvando las distancias, a las que el Gran Timonel (Mao Zedong) lanzó en sus casi 40 años contra las «cuatro pestes» o las campañas de las «Cien Mil Flores» e incluso del Salto Adelante o la Revolución Cultural.

Ocurre que, frente a la presentación de Xi como un «neomaoísta», hay elementos que apuntan a lo contrario. Entre ellos destacan los homenajes al padre de Xi, Xi Zhongxun, uno de los líderes históricos del Partido, aliado en vida de Deng Xiaoping, el considerado padre de las reformas en China.

La apuesta, matizada, por los «decisivos» mercados en el último plenario consolidaría, según los sinólogos, la apuesta reformista en lo económico de Xi, conjugada con un conservadurismo político que lo entroncaría con su mecenas, el expresidente Jian Zeming.

En todo caso, está claro que el futuro del alcance de las reformas económicas dependerá de su concreción por el recién creado Comité de Coordinación.

El primer ministro Li

Los expertos apuntan a que la ambigüedad de las conclusiones del plenario sugiere divisiones entre reformistas y conservadores y añaden que la misma creación del Comité de Coordinación de las reformas supone un vaciamiento de las competencias del primer ministro y heredero de Hu, Li Keqiang.