MIKEL INSAUSTI

«¿Quién mató a Bambi?», una comedia gamberra rodada en Sevilla

El cineasta andaluz Santi Amodeo rueda en su Sevilla natal una comedia gamberra al estilo de «Airbag», con mucha acción, enredos y sustancias prohibidas. No puede faltar tampoco un nutrido reparto coral. Santi Amodeo debutó en el 2000 dirigiendo al alimón con Alberto Rodríguez «El factor Pilgrim». Luego han seguido carreras separadas, ya en solitario. Rodríguez ha hecho «El traje», «7 vírgenes», «After» y «Grupo 7». Amodeo «Astronautas», «Cabeza de perro» y «¿Quién mató a Bambi?». Ambos coinciden en la utilización de su Sevilla natal como principal escenario de sus rodajes, junto con el recurso interpretativo de característicos comunes como Juan Villagrán, Joaquín Nuñez o Manolo Solo. Todos ellos con un gracejo especial.

Los tres forman parte del reparto coral de «¿Quién mató a Bambi?», al que también se ha sumado Carmina Barrios, descubierta por su hijo Paco León en «Carmina o revienta», y que aporta a su aparición de criada ese costumbrismo tan local y realista. En la ultima edición del Zinemaldia tuvo lugar la presentación de un proyecto de Juanma Bajo Ulloa, con el que quiere volver a retomar la senda exitosa de «Airbag». Un título que sigue siendo referente en la comedia gamberra y de acción, después de ser mencionado a propósito de «Las brujas de Zugarramurdi». La cosa no para ahí, porque también se ha relacionado a «¿Quién mató a Bambi?» con aquella recordada realización de 1996.

Para sentirse más original, Santi Amodeo ha preferido desligarse de esa influyente tendencia dentro del mercado interior, aludiendo a la asimilación de modelos foráneos. Dice inspirarse en el humor negro de los Hermanos Coen, así como en la postrera realización del veterano maestro de la comedia inglesa Charles Crichton «Un pez llamado Wanda», en la que intervenían miembros de los Monty Python.

Otro aspecto polémico con el que está teniendo que lidiar Amodeo en las presentaciones de la película es el cameo del futbolista Andrés Iniesta. Se le achaca que su escena aparece desligada por completo de la trama, lo que remarca su carácter meramente promocional. Nada tiene que ver con las dos historias paralelas que acaban entrecruzándose, ambas igual de descontroladas e imprevisibles.