GARA TACLOBAN

Los supervivientes se refugian en la oración mientras avanzan las operaciones de rescate

Los filipinos, de duelo, intentaban ayer buscar consuelo en las iglesias de sus ciudades devastadas mientras las operaciones de rescate avanzan más rápido. Ban aseguró que el tifón ha sido «una advertencia de la naturaleza».

Las autoridades de Filipinas elevaron ayer a 3.976 el número de muertos a causa del tifón Haiyan, mientras la ayuda está distribuyéndose entre los afectados con mucha más rapidez y comienza a llegar a las áreas más remotas asoladas por el desastre. Además, los reforzados equipos de rescate siguen buscando supervivientes después que se haya comprobado de que algunos cadáveres recuperados de entre los escombros habían fallecido recientemente. Mientras, los supervivientes buscaban ayer consuelo en las iglesias o improvisados lugares de culto de sus devastadas aldeas.

Con la llegada de la ayuda internacional los últimos días, las víctimas han empezado a recibir suministros y atención médica en medio de la devastación del desastre. Médicos sin Fronteras (MSF) señaló que más de 100 profesionales colaboran con los médicos y enfermeras locales en tratar a cientos de supervivientes con heridas e infecciones en Tacloban (Leyte) y Guiuan (Samar).

Según las autoridades, hay más de 22.000 personas asistiendo en tareas de emergencia.

Debido a la devastación del tifón, las agencias del Gobierno y ONG han tardado varios días en llevar la ayuda a gran parte de los supervivientes, aislados en áreas remotas donde las carreteras habían quedado cortadas con escombros. Sin embargo, ayer, el presidente, Benigno Aquino, defendió el trabajo realizado, aunque criticó a algunos municipios que no se habían preparado para recibir el impacto del tifón.

El coste de los daños se sitúa en más de 175 millones de euros y más de 155.000 hectáreas de cultivo han quedado dañadas, y el Gobierno trabaja para restablecer la electricidad y la cobertura telefónicas en las áreas afectadas.

Haiyan es el tercer desastre natural más mortífero en la historia reciente de Filipinas, tras el tsunami que causó entre 5.000 y 8.000 muertos en 1976 y la tormenta tropical Thelma, que provoco 5.100 fallecidos en 1991.

Espectaculares videos difundidos ayer muestran la potencia destructiva de las olas en la localidad de Hernani, en la isla de Samar. «Fue como un gran tsunami», aseguró Nickson Gensi, de la ONG Plan Internacional.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, destacó el sábado que el tifón fue «una advertencia de la naturaleza al planeta» y que el cambio climático debe ser tomado en serio.