GARA BILBO

El museo Guggenheim propone a seis artistas contemporáneos que tratan la ausencia

El Museo Guggenheim expone once obras de dos generaciones de artistas contemporáneos que juegan en sus obras con la presencia y la ausencia. Todas ellas proceden de los fondos propios del museo.

Al primer apartado pertenece la obra de la mexicana Elssie Ansareo «El baile de las flâneuses», un gran mural de doce paneles fotográficos en el que los personajes de una familia posan en un entorno de luces y sombras. El santanderino Manu Arregi presentó dos vídeos. Uno, «Irresistiblemente bonito», tiene como eje central a Vanesa Jiménez, una muchacha con una gran minusvalía, conocida como «la niña de los huesos de cristal». En la obra se recoge la imagen real de Vanesa y la virtual como si fuera un espejo. El otro vídeo de Arregi es «Con gesto afeminado», completado con una escultura, en el que cuestiona la hegemonía de la masculinidad.

El madrileño José Manuel Ballester expone tres obras en las que juega con el espacio vacío y las huellas que dejan las personas, ausentes de sus cuadros, reinterpretando obras maestras del arte («3 de mayo», «Las Meninas» y «La balsa de la Medusa». El bilbaíno Darío Urzay enfrenta dos versiones de su obra «En una (Microverso) fracción», una en rojo y otra en azul cósmico.

El santanderino Juan Uslé presenta dos versiones de su serie «Soñé que revelabas», que se caracterizan por franjas horizontales de pinceladas verticales de pintura negra que se repiten metódicamente, creando la sensación de movimiento lento o palpitante.

Por último, el alavés Prudencio Irazabal expone su obra «Sin título #767», formada por cuatro paneles de un profundo color rojo.