IKUSMIRA
IKUSMIRA

Mensajes de una guerra regional y sectaria que se cruzan e intensifican en el escenario libanés

Tras dos meses de relativa calma, dos enormes explosiones que causaron al menos 23 muertos y más de 150 heridos sacudieron ayer Beirut. El área donde ocurrieron es significativa en doble sentido: es un bastión de Hizbullah y alberga la embajada de Irán. A falta de confirmarse la autoría, el mensaje parece claro: importar la guerra que causa estragos en la vecina Siria a la arena libanesa y hacer pagar a Hizbullah su creciente implicación en el campo de batalla sirio, así como a Irán su condición de principal valedor de Bashar al-Assad. Mientras Hizbullah se implica cada día más y anuncia que combatirá en Siria cuanto tiempo haga falta, los extremistas suníes responden. Y los grandes patrones, los archienemigos Irán y Arabia Saudí, continúan su escalada bélica por toda la región (Bahrein, Irak, Siria, Líbano...). Hizbullah ha perdido su estatus de David árabe contra el Goliath israelí y su apuesta, motivada por la amenaza vital a su existencia, tiene riesgos como los que ayer se evidenciaron en Beirut.

En estas circunstancias, no es difícil imaginar a Israel frotándose las manos al ver cómo el mundo musulmán se desangra con divisiones sectarias en una guerra de múltiples escenarios.