GARA KATMANDÚ

Nepal celebra elecciones para intentar acabar con la parálisis política

La explosión de una bomba que hirió a tres niños marcó la jornada de elecciones que Nepal celebró con la débil esperanza de salir de una parálisis política que dura cinco años.

Dos millones de nepalíes estaban llamados a acudir a las urnas en las segundas elecciones nacionales después del fin de la guerra civil, que se vieron marcadas por el atentado con una bomba artesanal que hirió a tres niños en un barrio de clase media de Katmandú. También se produjeron actos de violencia por parte de opositores a pesar de lo cual la participación llegó al 70 %, según la Comisión electoral. En total se registraron 25 heridos según el Ministerio del Interior.

Los nepalíes deben elegir un Parlamento que consiga elaborar una Constitución después de que las coaliciones que se han sucedido desde 2008 hayan sido incapaces de hacerlo. El acuerdo de paz de 2006 puso fin a diez años de combates y permitió la proclamación de una república en sustitución de un reino. Pero el primer Parlamento constituyente quedó paralizado por las divisiones, en particular en el seno del partido maoísta.

Una parte se escindió para formar el Partido Comunista de Nepal-Maoísta, que pidió el boicot para los comicios. Durante los días precedentes simpatizantes de esta formación dispararon a vehículos de candidatos y destruyeron papeletas de voto. Reclaman un gobierno de unidad nacional que organice las elecciones criticando que el país esté dirigido por un consejo electoral provisional, constituido por antiguos funcionarios.

El Gobierno desplegó 50.000 soldados y 140.000 policías en los colegios electorales, interrumpió el transporte público y prohibió casi todos los desplazamientos privados en vehículos, obligando a los electores a caminar para depositar su voto.

Los cinco años de parálisis política han condicionado el desarrollo económico de Nepal, donde casi una cuarta parte de la población sobrevive con menos de 1,25 dólares al día, según el Banco Mundial. Pero según los analistas, será difícil formar una coalición que reúna la mayoría de dos tercios necesaria para aprobar una Constitución. Más de cien partidos presentan candidatos para 601 escaños, pero el Partido Comunista Nepalí-Marxista Leninista Unificado, el Congreso Nepalí (derecha) y los maoístas son las principales fuerzas.

Decepción por el lujo de los dirigentes maoístas

Antiguos compañeros estiman que los principales dirigentes maoístas han cambiado sus ideales revolucionarios por una vida de lujo alimentada por el dinero de la corrupción y el nepotismo. En 2008 los maoístas prometieron un cambio social, crecimiento y una paz duradera, pero ninguno de los gobiernos ha conseguido estabilizar el país. Bishnu Priyar, excombatiente, critica sobre todo al presidente del partido, Pushpa Kamal Dahal, conocido como Prachanda: «Su familia adora gastar; el propio Prachanda, para sus rolex; su mujer, que compra saris durante todo el día o su hijo Prakas, que solo piensa en cambiar de móvil cada semana». Las primeras críticas aparecieron en enero de 2012 con la compra de una residencia de 15 habitaciones y diez plazas de garaje en Katmandú. Dos meses más tarde otro escándalo estalló cuando el gobierno admitió haber ofrecido 250.000 dólares al hijo de Prachanda para escalar el Everest. Y en abril excombatientes acusaron al partido de robarles el dinero. Los maoístas aseguran que todo es un campaña para desprestigiarlos y confían en lograr la mayoría para llevar a Prachanda al poder. GARA