Raimundo Fitero
DE REOJO

A lo loco


Hoy no me pienso cortar ni un pelín. Se ha despedido, de momento, «Águila Roja» y lo ha hecho con una audiencia extraordinaria; para entendernos, casi un veinticinco por ciento de todos los televidentes a su hora de emisión estaban pendientes de una de las peores series de producción propia que se han emitido jamás. Es un mal cómic, tiene fallos estructurales, de guión, de reparto, de producción, pero ha sido bendecida por esa cantidad de telespectadores, lo que condena a todos los contribuyentes que sostenemos TVE a la perpetuación de este bodrio absoluto.

Cuando nos quejamos de la programación de Telecinco y sus famosos programas de cotilleo, nos colocamos desde una autoridad moral, estética o simplemente de intención por encima de las estadísticas de audiencia. Sabemos que ese tipo de programas y sus contenidos, no ayudan, precisamente, a un crecimiento ético del ecosistema en el que se reproduce. Lo criticamos quizás desde la soberbia, como considerándonos superiores, pero siendo coherentes en nuestra idea sobre el invento, nos parece de mayor deterioro para la salud democrática, estética, de acercarse a la verdad histórica o de entender el entretenimiento de las masas a partir de la televisión como casi único vínculo que la ficción o la realidad mediatizada, algunas series televisivas de supuesto contenido histórico.

Ya hemos dicho aquí muchas veces que «Isabel» debería ser juzgada en un tribunal de la Historia. Ahora hemos descubierto que «Cuéntame» fue una idea y una iniciativa del Aznar de la guerra y la plastilina y sus colaboradores más cavernícolas, y esas series, tienen unas audiencias millonarias que contribuyen a la proliferación del pensamiento único del ultra nacionalismo español, sin ningún género de dudas. Son elementos de ideologización hacia la España más reaccionaria. Convierten los hechos históricos en propaganda de los Reyes Católicos, que es en el que se basa el pensamiento básico españolista ultra, y en la revisión del franquismo y la transición se ha cometido tropelías de tamaño monumental. Estas series son más nocivas y de mayor carga reaccionaria que las tertulias de la TDT. Esto es todo por hoy.