Pernando BARRENA
Portavoz nacional de Sortu
Obituario: Alec Reid

Un incondicional de la paz y la justicia

La muerte de Alec Reid nos trae a la memoria los avatares del proceso de negociación de Loiola-Ginebra entre 2005 y 2007. Su participación fue activa y en todo momento buscó facilitar entre las partes canales de comunicación que históricamente estaban rotos; su obsesión, hacer posible el contacto entre diferentes y posteriormente abordar los puntos en común que él siempre pensó eran muchos porque a todos nos interesaba la paz.

El padre Reid se hizo conocido a nivel mundial cuando trascendió el papel que jugó en el proceso de paz de Irlanda. No en vano, y tras conocer la triste noticia, Adams le llamaba ayer «capellán del proceso de paz». Nosotros tuvimos la suerte de conocerle allá por 1999 en el mismo monasterio de Clonard. En una de las frecuentes estancias en Belfast de mano de nuestros socios republicanos, alguien nos recomendó hacerle una visita; recuerdo que nos dijeron que no era un actor político pero que seguro que nos interesaría conocer la labor de intermediación que había realizado entre los distintos referentes políticos y sociales locales para hacer viable el proceso de paz. Y así fue, desde el primer momento nos pareció una persona buena de la que además podríamos obtener un gran aprendizaje, y los contactos sucesivos nos lo fueron confirmando.

Reid comenzó por voluntad propia a leer mucho sobre Euskal Herria y su conflicto político y procuró contrastar toda la información que recibía -entre otras la nuestra- para formarse un criterio propio y particular. Y decidió ofrecer su experiencia en el proceso irlandés para ayudar en un momento en el que algunos intentábamos crear condiciones para abrir un proceso de negociación que ofreciera un marco de resolución democrática y terminara con una historia demasiado larga de violencia y vulneración de derechos humanos, que era insoportable para un humanista como Alec Reid.

Me consta que contactó, trabajó y trabó relación con prácticamente todos los principales actores del panorama político vasco y español. Con la izquierda abertzale tuvo una relación cercana; nosotros apreciábamos su trabajo y a él mismo como persona, y por eso estoy seguro que Arnaldo Otegi, Rafa Díez o Teresa Toda habrán recibido con disgusto la noticia de su muerte. Mantuvieron con él una relación estrecha y humanamente afín.

A pesar de su edad irradiaba vitalidad y optimismo; podríamos decir que era un joven encerrado en el cuerpo de una persona mayor, y que además tenía una concepción de la vida muy progresista, una vez más a pesar de su edad y de su condición de religioso. Siempre lo recordaremos preocupado por la participación de la mujer en la «cocina» del proceso.

Los años que pasó yendo y viniendo entre Irlanda y Euskal Herria, y también las frecuentes visitas que hacía a otros lugares del Estado le llevaron a concluir que en el fondo el gran problema que teníamos tenía mucho que ver con la falta de cultura democrática en el Estado español. «La democracia es un concepto muy reciente en España y eso es un problema porque no tienen en cuenta la importancia de valores como el diálogo y el entendimiento entre diferentes, prefieren la fuerza a la razón», solía decir, y nosotros no podíamos sino asentir y comprobar cómo a veces las cosas se entienden mejor desde la perspectiva de la distancia.

Esta percepción le llevaba a concluir que «cuanto más razonables sean vuestros planteamientos, más dura será la represión contra vosotros», y teniendo en cuenta que todo esto lo afirmaba allá por el 2006, podríamos decir que era una manera de anunciarnos que el Estado respondería algo más tarde encarcelando a la dirección de una izquierda abertzale que no se doblegó ante las amenazas de los representantes del PSOE y del Gobierno español en Loiola y/o Ginebra.

P erdemos a una gran persona y un gran amigo de los vascos y sus libertades; perdemos a un aliado incondicional de la paz y la justicia en su Irlanda natal y también en Euskal Herria. No cabe duda de que este país y el nuevo tiempo político tienen mucho que agradecer al trabajo de todos los que como Alec Reic perseveran y perseveraron en la necesidad del diálogo y la paz con justicia. Lo recordaremos como el amigo que trabajó por la paz en Irlanda y jugó un gran papel en favor del diálogo y la paz en Euskal Herria.