Hartzea LÓPEZ ARANA
Elkarrizketa
Xiomara Castro
Candidata a la presidencia de Honduras

«Esta vez me toca a mí conducir el cambio de este país»

Xiomara Castro lideró las multitudinarias protestas que tuvieron lugar en Tegucigalpa tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 que destituyó de la Presidencia de Honduras a su marido, Manuel Zelaya, enfrentándose a una dura represión. Ambos crearon el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que ha liderado la oposición al Gobierno de Porfirio Lobo.

Xiomara Castro nos recibe en su casa de campo de Catacamas, departamento de Olancho. Un rancho «defendido por el pueblo cuando destituyeron a mi marido y me tuve que escapar a la montaña» según palabras de la candidata. Delegaciones internacionales de solidaridad se apilan en el salón, abriéndose paso a discretos codazos para poder acercarse a la primera mujer que se prefigura como futura presidenta del país.

¿Cómo surge LIBRE?

Después del golpe de estado de 2009 el pueblo se ha mantenido durante cuatro años en resistencia y gracias a eso nosotros retornamos al país mediante un acuerdo firmado por los presidentes Santos, Chávez y Lobo. Tuvimos la posibilidad de formar un nuevo partido que apenas tiene un año y ocho meses. Hoy estamos en primer lugar en las encuestas, consolidados como un partido conformado por los diferentes sectores del país: organizaciones sociales, grupos sindicales, intelectuales, artistas, escritores. Anteriormente hubo una participación individual, esta vez hay un acompañamiento muy fuerte y diverso. Por primera vez, la sociedad hondureña está representada en su conjunto.

¿En qué contexto presenta su candidatura?

La propuesta que estamos impulsando y presentando es la de la reconciliación nacional, pero también es primordial un cambio en la estructura de país. El sistema que está funcionando en Honduras está basado en un modelo neoliberal, un capitalismo salvaje que ha traído más pobreza y miseria al pueblo. El Estado que hoy tenemos no da respuestas al pueblo hondureño: somos el país más violento del mundo, con más de 27.000 personas asesinadas en los últimos cuatro años y eso que no estamos en guerra. Igualmente hay una confrontación permanente entre el gobierno y los sectores judiciales, educativos, de salud... La inconformidad de la gente ha crecido a la par que las desigualdades. Aquí hay leyes que permiten la construcción de Ciudades Modelo, un Estado dentro del Estado donde la jurisdicción nacional no tiene cabida. Han concesionado los recursos naturales por hasta 50 años: minas, ríos... Se han eliminado los derechos y las conquistas que tanto los maestros como las organizaciones sociales habían alcanzado durante décadas. Hay una especial persecución contra esas organizaciones y las de derechos humanos. Honduras es un laboratorio donde se prueban medidas neoliberales para implantarlas en otros lugares. Este sistema que se ha ido implementado en numerosos países de América Latina y el mundo lo único que ha traído es más pobreza y no ha resuelto los problemas en Honduras.

¿Qué cambios fundamentales necesita el país?

Nosotros proponemos un cambio de sistema a través de un nuevo pacto social entre todos los sectores para reconstruir la Honduras que necesitamos y queremos, una democracia participativa donde en prioridad se le consulte al pueblo. Estamos planteando en primer lugar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. En nuestro país, siempre que ha habido crisis política, lo hemos resuelto a través de una Constituyente. Después del golpe de estado, se llevo a cabo un proceso electoral en medio de un estado de sitio, de represión, con el Presidente de la República secuestrado en la Embajada de Brasil, rodeado de militares. Para nosotros eso no fue un acto democrático, un proceso transparente. Lo que estamos exigiendo es el retorno a un estado de derecho. Eso solo se puede lograr a través de la constituyente definida entre todos. El 70% de los ciudadanos considera que la constituyente es la solución. Es también importante mencionar los logros en el gobierno de Zelaya. En sus tres años y medio de mandato, el crecimiento económico fue como nunca en la historia de Honduras, se logró reducir la pobreza extrema en un 10%, se abrieron las puertas del país, Honduras estaba despegando.

Se le acusa de demasiada connivencia con «países comunistas».

En LIBRE tenemos claro que la salida para los países es el socialismo democrático como mecanismo que surge de la decisión del pueblo, para retornar a una visión donde podamos tener un gobierno para todos, donde sean precisamente el ciudadano y la ciudadana los principales actores en las políticas de nuestro país. Los países que han implementado políticas progresistas han salido adelante. En toda América Latina, existe un discurso de estigmatización de esos gobiernos. En nuestro caso, iremos hasta el final, a pesar de las amenazas y del fraude, ya que el oficialismo golpista controla gran parte de la estructura electoral. Es el pueblo quien va a revertir el golpe. El pueblo hondureño va a mandar un mensaje claro a toda América: que no haya más golpes de estado, logrando revertir el poder del dinero, de las armas. Esta vez me toca a mí conducir este país, no tengo la menor duda en eso.