GARA GINEBRA
ACUERDO ENTRE IRÁN Y EL 5+1 SOBRE EL PROGRAMA ATÓMICO

El pacto nuclear da el primer paso en un cambio de relaciones

Irán y las grandes potencias agrupadas en el denominado 5+1 sellaron ayer un primer acuerdo para frenar el programa nuclear de Teherán a cambio del levantamiento de algunas sanciones económicas. Aunque solo se trata de una «primera etapa», la firma de ese pacto supone un primer cambio en la relación de Occidente con el país persa, que apunta a modificaciones en las relaciones en Oriente Próximo.

El pacto nuclear da el primer paso en un cambio de relaciones
El pacto nuclear da el primer paso en un cambio de relaciones

Después de cinco días de negociación, en la madrugada del domingo, el grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, Estado francés, Gran Bretaña, China y Alemania) e Irán anunciaron el acuerdo por el que la República Islámica acepta limitar su programa nuclear a cambio de un alivio en las sanciones económicas que castigan al país persa y abrir sus instalaciones a inspecciones periódicas. El acuerdo abre un plazo de seis meses para un nuevo período de conversaciones para alcanzar una solución definitiva.

El texto prevé que Irán se compromete a detener el enriquecimiento de uranio por encima del 5 % y a desmantelar las conexiones técnicas necesarias para enriquecer uranio por encima del 5 %. También neutralizará su almacén de uranio enriquecido cerca del 20 %, diluyéndolo hasta por debajo del 5 % o convirtiéndolo en una forma no apta para el mayor enriquecimiento.

Teherán debe igualmente detener el avance de su capacidad de enriquecimiento de uranio, absteniéndose de instalar centrifugadoras adicionales, y dejando inoperativas aproximadamente la mitad de las instaladas en la central nuclear de Natanz y tres cuartas partes de las de la central de Fordow. También debe detener cualquier tipo de actividad en la central de Arak 5.

Por otro lado, concederá acceso diario a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) que visiten las plantas de Natanz y Fordow, las instalaciones de ensamblaje de las centrifugadoras, así como de los componentes de las mismas y almacenes, minas de uranio y, sobre todo, los diseños del reactor de Arak, nunca vistos hasta ahora.

Se levantan algunas sanciones

A cambio, la comunidad internacional aportará «ayuda limitada, temporal, enfocada y reversible» a la república islámica, según el texto. El 5+1 se reserva el derecho a mantener «el grueso de las sanciones», entre ellas las referidas a «petróleo, finanzas y la arquitectura del sector bancario». Solo se suspenderán algunas referentes al oro y a los metales preciosos, al sector automovilístico y a las exportaciones petroquímicas.

En los próximos seis meses las potencias occidentales se comprometen a no aprobar nuevas sanciones. Según el texto estas suspensiones pueden aportar al Gobierno de Teherán una cantidad estimada de 1.500 millones de dólares (unos 1.200 millones de euros) en beneficios potenciales.

Asimismo se permitirá la adquisición de petróleo iraní «a los niveles permitidos actualmente, significativamente reducidos», es decir, «un 60 % menos del nivel permitido hace dos años» y limita la una cantidad máxima que puede obtener de sus ventas a 4.200 millones de dólares (3.098 millones de euros). Además, abre un «canal humanitario» para la entrada de alimentos, productos agrícolas, medicinas, equipos médicos y para el pago de estudios en el extranjero. Unos cambios que darán un respiro a una economía asfixiada y que tendrán efecto desde hoy mismo, según explicó el presidente iraní, Hasán Rohani.

Victoria para Obama

El acuerdo fue acogido con satisfacción general, con la excepción de Israel y las monarquías del Golfo. El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró que se trata de un «gran acuerdo» que «hace el mundo más seguro». «Por primera vez en casi una década, hemos frenado el avance del programa nuclear iraní, y las partes clave del programa se verán aplacadas», dijo Obama en una intervención desde la Casa Blanca.

El presidente estadounidense se ha apuntado una victoria en materia de política exterior, precisamente en uno de los momentos más bajos de su presidencia en el plano interno.

Pero le supone enfrentarse a la oposición de los republicanos, cuyo portavoz en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, Bob Corker, ya rechazó el acuerdo y denunció que Teherán percibe que «esta es una Administración débil».

También tiene que lidiar con la oposición de sus aliados en la zona, Israel y Arabia Saudí. Pero además el acercamiento al eterno enemigo altera el juego de relaciones con Oriente Próximo, lo que puede tener consecuencias en otros conflictos, como el caso de la guerra siria.

Así lo apunto el líder ruso, Vladímir Putin, quien aplaudió este «paso decisivo para acercar la solución de uno de los problemas más complejos de la política mundial, y está claro que tendrá una influencia positiva para la situación internacional y en especial para la región de Oriente Próximo». Con todo, advirtió de que es «solo el primero en un largo y complejo camino».

También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, estimó que lo alcanzado en Ginebra «podría convertirse en el inicio de un acuerdo histórico» en Oriente Medio.

Derecho a enriquecer

Desde Irán, el líder supremo de la República Islámica de Irán, ayatolá Ali Jamenei, felicitó al Gobierno del nuevo presidente, Hasan Rohani, quien, por su parte, calificó de «éxito» el pacto nuclear. Rohani se mostró dispuesto a disipar «todas las dudas» que tiene el mundo sobre el programa nuclear iraní y afirmó que la negociación para un acuerdo final empezará «de inmediato». Pero también defendió que el acuerdo supone el reconocimiento internacional del derecho de Irán de enriquecer uranio en su territorio. «El logro central es que los derechos a enriquecer en suelo iraní han sido reconocidos por las naciones. Esto ha sido explícitamente estipulado por este acuerdo», manifestó Rohani, que prometió a sus ciudadanos que «el enriquecimiento continuará como en el pasado». «Natanz, Fordó, Arak, Isfahán y Bandar Abás continuarán sus actividades», añadió.

La respuesta del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, dejó claro que aún hay aspectos claves por solucionar. «Nosotros no reconocemos el derecho a enriquecer», afirmó Kerry en una entrevista. «En el Tratado de No Proliferación está muy, muy claro que no hay derecho a enriquecer. Pero bajo los términos de este acuerdo, habrá una negociación sobre si pueden o no tener un programa muy limitado, completamente verificable y extraordinariamente restringido», aseguró. El propio Kerry advirtió de que «ahora comienza la parte verdaderamente difícil de la negociación».

El resto de países occidentales también saludaron el acuerdo. El primer ministro británico, David Cameron, aseguró que lo sellado en Ginebra deja a Irán «más lejos de obtener armas nucleares» y «demuestra cómo pueden ser de persistentes la diplomacia y las duras sanciones para permitirnos avanzar en nuestros intereses nacionales».

Para el presidente francés, François Hollande, es un «paso importante en la buena dirección» que «respeta las exigencias interpuestas por Francia», mientras para su colega alemán, Guido Westerwelle, «marca un punto de inflexión» hacia el objetivo común de «impedir el armamento atómico iraní»

Desde los países árabes, Egipto, Irak, Siria o Palestina dieron la bienvenida al acuerdo, mientras Bahrein o Emiratos Arabes Unidos daban una tibia respuesta y el silencio de Arabia Saudí hacia patente su disgusto.

Israel califica el acuerdo como «un error histórico»

Israel, aislada en su rechazo al acuerdo, dejó estallar su amargura, en particular hacia Estados Unidos, calificándolo como un «error histórico» que hace «el mundo más peligroso», según su primer ministro, Benjamin Netanyahu, y de nuevo, agitó la amenaza de una operación militar contra Irán. «El régimen más peligroso del mundo ha dado un paso significativo hacia la adquisición del arma más peligrosa del mundo», afirmó Netanyahu. El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se adelantó a la esperada crítica israelí afirmando en Ginebra que el acuerdo hará un mundo más seguro y a Israel (única potencia nuclear en la región) más seguro. Pero no fue suficiente. «Israel no está ligada por el acuerdo», advirtió el primer ministro. «Israel tiene el derecho de defenderse y no dejará que Irán se dote de capacidades militares nucleares». A su juicio, las grandes potencias han aceptado por primera vez que Irán enriquezca uranio y «se han levantado las sanciones a cambio de concesiones cosméticas por parte de Irán». El ministro israelí de exteriores, Avigdor Lieberman, advirtió de que «todas las opciones están sobre la mesa». Para tranquilizar a su aliado, el presidente de EEUU, Barack Obama, telefoneó a Netanyahu, y le aseguró que mantiene su compromiso de no permitir que Irán obtenga la tecnología necesaria para construir una bomba atómica.

GARA