Agustín GOIKOETXEA

Atxondo denuncia irregularidades medioambientales en la Gerediaga-Elorrio

El Consistorio de Atxondo advirtió ayer de que piensa actuar si la Diputación vizcaina, a través de la empresa foral Interbiak, no pone coto a las irregularidades medioambientales que ha detectado en las obras del eje radial Gerediaga-Elorrio. Las quejas vecinales son numerosas.

La denuncia no es nueva, aunque ha quedado solapada por la que hace mención a los 1.444 millones de euros que la Diputación vizcaina desembolsará en los próximos años por la construcción de la carretera Gerediaga-Elorrio en plena crisis. El supuesto desvío presupuestario, que el Gobierno de José Luis Bilbao niega una y otra vez en las Juntas Generales, se ha llevado los grandes titulares pero los vecinos de Atxondo no se olvidan de las afecciones que padecen por el importante movimiento de tierras en la zona.

Ayer, en rueda de prensa en Bilbo, la alcaldesa de Atxondo, Rosa Elizburu, desveló nuevas pruebas de que las obras de este eje radial se iniciaron sin haber aprobado las medidas y controles necesarios que fija la normativa de control medioambiental. El Ayuntamiento exige al Gobierno foral que actúe y deje de eludir su responsabilidad en el asunto. La primera edil recordó que en el presupuesto de adjudicación existe una dotación económica que alcanza los diez millones de euros para el cumplimiento de las medidas y control ambiental.

Los trabajos comenzaron en octubre y no fue hasta diciembre cuando los informes fueron redactados. Estos y otros datos los ha conocido el Consistorio gracias al control efectuado por una ingeniería para vigilar el desarrollo de las obras y atender las quejas de los vecinos.

Las denuncias vecinales, apuntó Elizburu, se han referido al corte de árboles fuera de los terrenos expropiados, sin haber indemnizado a los propietarios, y en aquellos montes expropiados «se han talado árboles de especies protegidas que deberían haber sido trasplantados a zonas limítrofes». Exceptuando algún árbol de vivero situado en la zona de Solatxu, subrayaron, no se ha trasplantado ninguno de los 31.222 ejemplares que se han cortado en una superficie de 41,37 hectáreas.

Además, las máquinas han accedido y abandonado la zona de obras por accesos no recogidos en el proyecto y, por tanto, sin señalizar, «con los consiguientes problemas de suciedad en el pavimento, ruido y riesgos». Tampoco se han respetado, según los responsables municipales, los caminos de servidumbre a algunos montes, imposibilitando el acceso a sus dueños, y la maquinaria pesada ha dañado un calero histórico.

Desde el Ayuntamiento se incidió en que las obras no disponían de las autorizaciones de vertido de aguas residuales y que se ha llegado a cortar el suministro de agua para el ganado en un manantial.

Los permisos para el vertido se encuentran aún en trámite y la solicitud a la Agencia Vasca del Agua-URA respecto a las aguas residuales industriales generadas en la perforación de túneles se hizo pública siete meses después del comienzo de las obras. «A lo largo de 2013 se han abierto diversos tajos de obra con movimiento de tierras que en días de lluvia dan lugar a vertidos al medio acuático, sin haberse instalado la mayor parte de los dispositivos proyectados de drenaje y retención de aguas y sin disponer de la autorización necesaria», reiteraron.