EDITORIALA
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Amarrar el pasado o sembrar el futuro

Nadie podía prever que, dos años después de la Conferencia de Aiete y el cese definitivo de la acción armada de ETA, el PNV adoptaría una estrategia que se basa en reivindicar las estructuras y las políticas que adoptaron en los años 80 del siglo pasado. Su alianza con el PSE y, aunque sea a otro nivel y mirando a Madrid, con el PP, muestra un deseo de que todo se quede como está. También actúa como si el Estado español no estuviese hundido y como si los procesos de Catalunya y Escocia no fuesen de este continente y época. Por negar, niega hasta el plan Ibarretxe.

Desde un punto de vista abertzale y democrático, es terrible y descorazonador que el PNV actúe así a estas alturas. Es cierto que el nuevo tiempo político se basaba en parte en la suma de voluntades, y ellos han decidido unir las suyas a los partidos unionistas, lo cual puede ser considerado legítimo. Pero también es cierto que ese nuevo tiempo debe basarse en que todos los proyectos políticos puedan ser desarrollados por vías pacíficas y democráticas, y no parece que el PNV busque garantizar que así sea. Está claro que para PSOE y PP eso es anatema. Y sin ese principio democrático básico, que la ciudadanía pueda decidir su futuro, aquí no hay legitimidad posible, dado que la ciudadanía se parte en dos: los que ven garantizados sus proyectos y quienes los tienen vetados. Ese es el origen del conflicto vasco, no otro.

Interpelar al PNV no es suficiente, ni puede ser el eje central de una acción política positiva. Los partidos no pueden secuestrar a la sociedad, que es plenamente consciente de que el nuevo tiempo debe regirse por garantizar todos los derechos de todas las personas. El diálogo público entre partidos y dirigentes no es representativo del debate social. Por eso hay que dirigirse a la gente, a la de aquí y a la del mundo, porque la oportunidad histórica que tiene este país es única y hay que aprovecharla. Hay que cambiar de cultura política, romper inercias, aceptar compromisos a diferente escala y perseverar en los propios. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para que, precisamente, nuestro futuro quede en manos de la sociedad vasca.