EDITORIALA
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Docentes perseguidos en Nafarroa, ayer y hoy

Miguel Gil, Bernardino Pérez y Mauricio Rodríguez, maestros de de las localidades alavesas de Zalduondo, Galarreta y Gordoa, fueron homenajeados ayer, 77 años después de que fueran ejecutados y arrojados sus restos a la sima de Otsoportillo. No fueron los únicos que terminaron sus vidas a manos de los fascistas en Urbasa. En ese y otros lugares de Nafarroa, así como fuera de Euskal Herria, fueron ejecutados casi treinta maestros y maestras navarros que tuvieron la mala fortuna de ser incluidos en una lista negra por sus ideales políticos y sociales, como recuerda hoy el historiador Iñaki Egaña en estas páginas.

Una pequeña y triste muestra de la represión en Nafarroa durante la guerra del 36 y los años siguientes, una de tantas muestras que conforman una terrible verdad que se abre camino a pesar de la historia oficial. Verdad terrible pero necesaria como base de cualquier proyecto de convivencia. Una cuarta parte de los maestros en Nafarroa fueron depurados o sancionados por una Junta Superior de Educación que solicitaba informes para detectar a los docentes «perturbadores de las conciencias infantiles».

Las listas negras de la enseñanza en Nafarroa, sin embargo, no terminaron con la dictadura franquista. Varias décadas después, el Gobierno de UPN arremete contra los docentes del modelo D incluidos en un informe de la Guardia civil por su tendencia ideológica. Una reedición de las listas negras del franquismo coincidente hasta en el porcentaje. Los profesores señalados ascienden, igual que los depurados por el fascismo, a un 25 por ciento. A pesar del apoyo a esos docentes y la petición de explicaciones del Parlamento de Nafarroa, Yolanda Barcina insistía ayer en que la izquierda abertzale quiere instrumentalizar la educación «a través, por ejemplo, de los libros de texto, donde no se cuenta la realidad histórica e institucional de Navarra». Parece claro que no se refería a la ausencia en los libros de texto de la realidad histórica que hoy recuerda GARA, ausencia de la que no es responsable la izquierda abertzale precisamente.