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Pyongyang ejecuta de forma sumaria al purgado tío del líder norcoreano

EEUU y Japón han alertado del riesgo de inestabilidad tras la purga y ejecución de Jang Song-Thaek. Por contra, China, que le tenía como principal interlocutor en Pyongyang, ha reaccionado con cautela y confía en una consolidación en el poder de su sobrino, Kim Jong-Un.

Dos días después de que confirmara, con imágenes, su detención, el régimen de Pyongyang ejecutó el jueves al hasta hace unos días influyente (para algunos número dos) y tío del actual líder, Kim Jong-Un.

La agencia oficial aseguró ayer que Jang Song-Thaek fue condenado a muerte de forma sumaria por un tribunal militar especial acusado de haber traicionado tanto al actual líder como a su antecesor y padre, Kim Jong Il, quien dirigió el país entre 1994 y 2011.

Durante el fulminante proceso en su contra, Jang habría reconocido haber intentado «impulsar un golpe de Estado al movilizar a sus cómplices en el Ejército» desde su cargo de vicepresidente del Comité de Defensa Nacional.

Casado con la hermana de Kim Jong-Il, amplió su influencia tras el ataque cerebral que sufrió este último en 2008 y se convirtió en una suerte de regente a su muerte.

Multitud de teorías

En plena profusión de los coreanólogos, algunos aseguran que Kim nieto se sentiría amenazado por Jang y su poder. Otros aseguran que ya no lo necesitaba una vez asentado en el poder. En esta línea, solo dos de los ocho altos responsables que presidieron los funerales de Kim Jong-Il se mantienen actualmente en sus puestos. No falta quien asegura que Jang haría sido purgado hasta la muerte por promover una apertura del país siguiendo el modelo chino, con una liberalización progresiva de la economía.

En abono a esta tesis, Jang era uno de los principales promotores de los acuerdos comerciales y financieros con China. Uno de ellos, el alquiler a Pekín de parte de la zona económica y comercial de Rason por 50 años sellado en 2011, fue calificado ayer por KCNA como un «acto traidor a la patria» perpetrado por el ejecutado tío del líder.

No hay duda de que China pierde a uno de sus contactos claves en Pyongyang pero, como contrapartida, podría interpretar la crisis como un refuerzo de Kim Jong-Un en el poder, lo que garantizaría a Pekín cierto grado de estabilidad.

Y es que, al margen de nombres, si algo preocupa a China de Corea del Norte es la inestabilidad. Y lo que le interesa es que se mantenga como factor de disuasión regional frente a EEUU. Pekín ha calificado la crisis como «asunto interno».