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Caza al inmigrante tras los disturbios raciales de hace una semana en Singapur

El estallido violento del pasado 8 de diciembre en el barrio de Litle India (la Pequeña India) en Singapur ha suscitado una ola de acusaciones y de racismo contra la comunidad extranjera en el Estado-ciudad.

Cientos de inmigrantes han sido interrogados y 33 indios han sido inculpados en la vasta campaña de represión tras los incidentes, que dejaron un saldo de 39 personas heridas y 25 vehículos calcinados.

El primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, ordenó «dureza» contra los que considera responsables de los disturbios pero recordó que Singapur «necesita trabajadores extranjeros». «Si no disponemos de ellos, no seríamos capaces de realizar nuestros proyectos de construcción de viviendas o de transportes públicos y los singapurienses acabaríamos perdiendo», advirtió.

30% de extranjeros

De los 5,4 millones de habitantes de Singapur, 3,84 millones son ciudadanos o residentes permanentes. Alrededor del 30% de la población está formada por extranjeros, una de las proporciones más grandes de las registradas en el mundo.

Entre los 1.55 millones de extranjeros, la riqueza, a veces inmensa, de los expatriados que trabajan en las torres de cristal o de acero de la capital financiera hace olvidar a veces la situación de los alrededor de 700.0000 inmigrantes poco cualificados que disponen de un permiso de trabajo y que sobreviven en las casas dormitorio de Litle India.

Los extranjeros representan el 80% de la mano de obra en la construcción y los trabajos públicos y el 50% en los servicios, según cifras de los sindicatos representativos.

Según los últimos datos oficiales, los residente extranjeros han contribuido con un 44% al PIB de Singapur en 2011.

Ello no impide que su presencia sea crecientemente criticada, especialmente por la mayoría de origen chino, que compone las 3/4 partes de la población de Singapur, por delante de los malayos (13,4%), y de los indios (9,2%).

Periódicamente surgen proyectos para reducir el número de extranjeros, más con motivo de crisis como la actual.

Las asociaciones de defensa de los derechos humanos han instado a aprovechar esta crisis para tomar conciencia de las condiciones de vida deplorables de estos trabajadores.

«La respuesta debe ir a investigar en profundidad los factores subyacentes», recuerdan.

Su sueldo medio es de 900 dólares de Singapur (520 euros), una miseria comparado con el PIB por habitante que asciende a 65.048 dólares (37.700 euros), uno de los mayores del mundo.