Alvaro HILARIO BILBO

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Windsor Kulturgintza de Bilbo exhibe hasta el 15 de enero de 2014 la muestra «Coleccionar y Regalar en papel». Las piezas, obra de cuarenta reputados artistas del panorama contemporáneo, se cuentan entre las más significativas de los fondos de la galería. Según Roberto Saénz de Gorbea, director de la misma, la intención es «remover un poco el mercado ante las dificultades que está viviendo el sector» y que el nombre de la exposición define a la perfección.

Windsor Kulturgintza (WK), situada en la calle Juan de Ajuriagerra, 14, es con 43 años de andadura a sus espaldas, la galería de arte más antigua de Bilbo. Esta semana ha inaugurado una muestra, «Coleccionar y Regalar en papel». La misma es una selección de pinturas, ceras, fotografías ,dibujos y obra gráfica realizada sobre papel por 40 reputados artistas del panorama contemporáneo.

Ramiro Arrue, Aurelio Arteta, Néstor Basterretxea, Eduardo Chillida, el equipo Crónica, Antoni Tàpies, José Luis Zumeta, Judas Arrieta, Remigio Mendiburu, Pablo Picasso, Joan Miró, Rafael Ruiz Balerdi, Francisco Iturrino, Juan de Aranoa, Jesús Mari Lazkano, Txomin Badiola, Dora Salazar, Darío Urzay, Sonia Rueda, Cristina Iglesias y Vicente Amestoy son algunos de los creadores presentes, reflejo de los fondos más significativos de la galería.

La finalidad de la exposición, abierta hasta el próximo 15 de enero es, en palabras de Roberto Saénz de Gorbea, director de WK, «remover un poco el mercado ante las dificultades que está viviendo el sector y que el nombre de la exposición, `Coleccionar y Regalar en papel', define muy bien».

Crisis de mercado

Aunque los profanos podamos pensar que el mercado de obras de arte es ajeno a la crisis económica actual, la situación real es muy diferente: «Si hablamos del gran mercado a nivel mundial, solo encontraremos en él 150 nombres que, realmente, adquieren esa relevancia de cotizaciones y aparecen en la prensa con ocasión de, por ejemplo, las grandes subastas. Pero el mercado cotidiano, que es en el que habitualmente nos movemos en este país, está afectado de un modo muy claro y, por lo tanto, se está dando un reajuste importante en todos los sentidos, desde el exceso de oferta, de artistas y de precios», señala Saénz de Gorbea.

El reajuste es normal en el rubro: «Habitualmente, el sector lo revisa como algo natural, algo que existe... Fíjate en toda la generación de la posguerra -Aranoa, García Ergüin...- en qué cotizaciones están actualmente: salen a subasta sobre un 20% de lo que ellos pedían en vida».

Las estrecheces en el mercado de obras de arte y su obligada readecuación nacen de una coyuntura económica marcada por el euro y la burbuja inmobiliaria, que distorsionaron los precios, precios que no se pueden mantener hoy en día. También ha disminuido el número de compradores: no hay relevo para los coleccionistas de la vieja escuela y las empresas han dejado de engordar sus colecciones de arte.

Por amor al arte

En opinión de Roberto Saénz de Gorbea, el sector, con pocos compradores en la actualidad, también cometió el error de promocionar las ventas como una inversión: «La sociedad actual tiene un déficit cultural impresionante, desde la educación, y eso conlleva que no haya costumbre de poseer obras de arte por el mero hecho de contemplarlas. Las nuevas generaciones no tienen esto en su ideario, no lo necesitan; además, las nuevas tecnologías facilitan otro manera de ver el arte. Son estas las circunstancias que están propiciando el reajuste. También hay que quitarle de la cabeza al comprador o al amante del arte que esto es una inversión; en caso de serlo, sería, para los nietos, sobre todo cuando estamos hablando de un arte más doméstico, no el de las grandes firmas como antes señalaba. Hay que insistir e insistir en que el arte se adquiere para gustar, dialogar y contemplar en su intimidad, o en las exposiciones y museos».

El soporte papel, denominador común de la muestra, «incide en unos precios más asequibles, que no abrumen. Hay cosas desde los 300 euros hasta los 15.000 en que está valorada una acuarela de Arteta y los 10.000 de un cuadro de Balerdi», revela Saénz de Gorbea.