Raimundo Fitero
DE REOJO

Multitud

Esta vez no parece existir guerra de cifras ente la multitudinaria respuesta del pueblo vasco en la manifestación de Bilbao. Se han quedado con cara de asustados en los medios españoles. No saben cómo adjetivar para darle un cariz diferente a lo que ha sido esta explosión de la ciudadanía por buscar soluciones y no crear más tensiones. Siguen viviendo en una burbuja ideológica, en unos tiempos pasados en los que fueron construyendo una falsa realidad blindada a la verdad. Y ahora que se han abierto algunas grietas, no se lo creen. Miran el calendario y no les cuadra. Sienten perder posiciones, influencias, sobresueldos, dietas y tertulias.

Por eso se vuelven más violentos, más radicales. Es una de sus características, pero ahora se sienten heridos, noqueados otra vez por la auténtica realidad, la que saca a cientos de miles de ciudadanos a la calle a pedir respeto. Es una traducción de la pancarta. Respeto al proceso. A sus tiempos, a sus vericuetos. Y se encuentran que se avanza y ellos sigue colgados de la brocha. Ya no tienen la escalera. En este sentido el más patético es ese error político con forma de ex lehendakari, López que se ha quedado en tierra de nadie. Como siempre, no sabe por dónde va la historia, el sigue escuchando música en su sillón, aunque como no sabe inglés no entiende el mensaje.

No obstante en estos días de noticiarios encendidamente despistados, ha saltado a las primera planas unos disturbios en Burgos que están siguiendo una escalada de violencia que escapa a la lógica. Un problema urbanístico que adquiere estas formas de enfrentamientos entre vecinos y antidisturbios es un síntoma más de la tensión social que se está ocultando con diferentes espectáculos. Claro, han tardado dos minutos en hablar de kale borroka referido a los altercados burgaleses, pero cada vez se van ahogando en sus propios laberintos antidemocráticos y manipuladores. Alí Rajoy ha reunido a sus capos en Toledo para enseñarles las cuarenta mentiras que deben vender en las próximas semanas. Todo para ocultar sus robos y su inutilidad gubernativa. Estos ultras en situación límite son muy peligrosos. Atentos a los telediarios.