Oriol ANDRÉS GALLART

El juicio del atentado a Hariri comienza entre divisiones y violencia

El juicio por el atentado contra el ex primer ministro libanés Rafiq Hariri comenzó ayer en La Haya, en ausencia de los cinco miembros de Hizbulah acusados y ante un Tribunal Especial creado para el caso, que ha ido acompañado de inestabilidad, violencia y una profunda división de la sociedad libanesa. La acusación hizo un detallado relato del atentado que marcó un punto de inflexión en la historia de Líbano.

Desde hace dos semanas, la televisión libanesa Futuro ha lanzado una campaña cuyos anuncios culminan con el siguiente mensaje: «16 de enero de 2014: El tiempo de la justicia». En un país como Líbano, donde el concepto de justicia ha ido íntimamente ligado al de impunidad, una declaración de este género capta como mínimo la atención.

El eslogan tiene relación con el juicio que ayer empezó en La Haya en el Tribunal Especial para Líbano que juzga el atentado con explosivos que el 14 de febrero de 2005, en Beirut, acabó con la vida del multimillonario y ex primer ministro Rafiq Hariri, y con la de 22 personas más. Cinco miembros de Hizbulah están acusados de haber participado en el crimen si bien por ahora solo cuatro serán juzgados. En ausencia, ya que ninguno ha sido detenido.

«Vamos a proceder como si los acusados estuvieran presentes y se hubieran declarado no culpables», declaró el juez David Re al abrir la Audiencia Pública. En el centro de la sala se instaló una maqueta que reproducía el centro de Beirut.

Se trata de un juicio tan esperado por algunos como atacado por otros. Hay también temor entre los libaneses ya que, desde su creación, el ya conocido como «Tribunal Hariri» ha ido acompañado a cada paso de división, inestabilidades e incluso violencia. Más en el contexto del conflicto sirio, que ha conllevado una polarización sectaria de la sociedad libanesa y un aumento de los atentados.

Hizbulah y su entorno aseguran que el juicio ha sido un montaje de Estados Unidos e Israel para castigarlos a ellos y a Siria, y sugiere que fue Israel quien mató a Hariri. Por su parte, los defensores del tribunal, encabezados por el movimiento 14 de Marzo, alaban la labor de los investigadores, si bien por ahora las evidencias presentadas se sustentan fuertemente en localizaciones de llamadas telefónicas y son poco conclusivas. En medio ha habido juego sucio por parte de ambos bandos, dimisiones y retrasos.

Punto de inflexión

La muerte de Hariri ha sido quizás el mayor punto de inflexión político en el país del cedro desde el final de la guerra civil (1975-1990). Su mayor consecuencia fue la retirada de Líbano, tras 29 años de ocupación, del ejército de Siria, a quien inicialmente se acusó del atentado, por la presión popular e internacional.

La segunda gran consecuencia fue la división de los partidos político libaneses en dos grandes bloques, entre partidarios y detractores de la tutela siria sobre el Líbano. El movimiento Futuro, dirigido y apoyado por la comunidad suní y presidido por Saad Hariri -hijo de Rafiq-, lidera la coalición 14 de Marzo, antisiria y cercano a Arabia Saudí y EEUU; mientras que el partido musulmán chií Hizbulah lidera la coalición 8 de Marzo, aliada de Damasco.

Esta dualidad tanto política como identitario-religiosa ha determinado la vida política y social libanesa. No es de extrañar, pues, el revuelo generado por el tribunal, instrumentalizado políticamente desde el primer día: la víctima es el máximo referente político de la doctrina suní libanesa, mientras que los acusados son de Hizbulah, lo que afecta el líder de la otra parte. Saad Hariri, presente ayer en la audiencia, aseguró haber esperado durante mucho tiempo este proceso.

El fiscal realizó una detallada descripción del atentado y aseguró que «todo el mundo en Líbano fue afectado, directamente o indirectamente por el ataque», mostrando varias imágenes impactantes tomadas después de la explosión.

La acusación explicó ayer al tribunal cómo fueron comprados y utilizados los teléfonos móviles, que clasificó por colores según su uso en «redes cerradas» usadas «deliberadamente» para preparar el atentado, en particular ocho que formarían parte de la red «roja» y dejaron de comunicar segundos antes de la explosión.

Incapacidad libanesa

Tras el atentado, Naciones Unidas inició una investigación independiente que, entre otras conclusiones, determinó que los servicios de seguridad libaneses eran incapaces de llevar a cabo una investigación creíble ya que ellos mismos eran responsables de una «cultura de intimidación e impunidad en el Líbano». Así empezó un proceso que, tras más muertes, dimisiones de ministros y bloqueos, culminó con la petición del gobierno libanés a la ONU de crear un Tribunal Especial para esclarecer el atentado. El Consejo de Seguridad, a instancias del Estado francés, Gran Bretaña y EEUU, lo aprobó, siendo la primera vez que se creaba un tribunal internacional por un magnicidio.

Para Lina Khatib, analista y directora del Carnegie Middle East Center, «con ello se quería mandar un mensaje de firmeza conforme con el Tribunal se iniciaba una cultura de responsabilidad y justicia en la región». A tenor de los hechos, dice, «no se ha conseguido».

El presupuesto anual del Tribunal es de 60 millones de euros, casi la mitad del del Tribunal Penal Internacional que juzga los crímenes más graves en el mundo: genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

«El impacto del juicio en la estabilidad libanesa -violencia y tensiones incluidas- sera escaso», en opinión de Khatib. «Lo que actualmente está consumiendo ambos grupos es el proceso de configuración del gobierno», asegura.

Líbano se encuentra sin gabinete desde hace nueve meses por la incapacidad del Parlamento para acordarlo, con fuertes presiones de los aliados exteriores.

Justicia selectiva

«¿Si el tribunal va a traer justicia para Líbano?», sonríe Maria, de unos 50 años y vecina de Ashrafie, barrio cristiano y conservador en Beirut. Y levanta la cabeza en el típico gesto de la zona para decir no.

Como ella, muchos en Líbano no creen en la utilidad del juicio, por mucho que insista Futuro TV, por cierto, propiedad de la familia Hariri. «La clase política conoce la autoría del atentado, pero no la va a desvelar, como ha pasado con el resto de asesinatos políticos. Son mensajes», opina Joumana, periodista de sociedad de 25 años. Nizar Saghieh, abogado por los derechos humanos, va más allá: «Vivimos en un estado carismático donde todo gira alrededor de la figura de los líderes. Y este tribunal consolida este sistema. El mensaje que manda a los libaneses y al mundo es que los únicos importantes son los líderes. No hay ninguna referencia a las masacres o a los 17.000 desaparecidos de Líbano. Este juicio sirve para esconder todos los demás crímenes contra los derechos humanos cometidos durante y tras la guerra».

No en vano, muchos de los actuales dirigentes son antiguos señores de la guerra. Concluye Saghieh: «este tribunal mantendrá el país dividido durante más tiempo, lo que supone una oportunidad para los líderes de ser más fuertes, peligrosos y seguir rigiendo el país». Todo indica que el juicio será largo.

Irán y Siria hablan en Moscú sobre Ginebra

Rusia apadrina una nueva serie de conversaciones con los líderes de la diplomacia iraní y siria, a una semana del comienzo de la conferencia de Ginebra II. El iraní Javad Zarif y el sirio Walid Muallem llegaron ayer a Moscú a bordo del mismo avión después de reunirse la víspera con el presidente sirio, Bashar al Ashad. Tras una reunión de Zarif con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, los tres se encontraron de nuevo. «Esto no quiere decir que tengamos un proyecto tripartito», declaró Lavrov. Recibido también por el presidente ruso, Vladimir Putin, Zarif aplaudió el papel de Rusia en las negociaciones sobre Siria, sobre todo la iniciativa sobre las armas químicas que evitó los ataques estadounidenses.

Ginebra II intenta reunir a representantes del Gobierno sirio y de la oposición para buscar una solución política a un conflicto en el que han muerto unas 126.000 personas. Rusia apoya la presencia de Irán en las conversaciones, que comenzarán el día 22 en Montreux, Suiza, mientras EEUU se opone, aunque da su visto bueno a la presencia de Arabia Saudí. «Estamos convencidos de que Irán debe estar en la conferencia», insistió ayer Lavrov. No obstante, Moscú admite que esta «debe fundarse sobre las disposiciones del comunicado adoptado en Ginebra el 30 de junio de 2012», que prevé la formación de gobierno de transición, lo que es rechazado por Irán. Por su parte, Washington plantea que Teherán acepte este punto como condición sine qua non para admitir su presencia. GARA

Al menos tres muertos en atentado contra un feudo de Hizbullah

Coincidiendo con el inicio del juicio contra cuatro miembros de Hizbullah en Países Bajos, un atentado con coche bomba contra la sede local del gobierno de Hermel, una ciudad libanesa a diez kilómetros de la frontera siria, provocó ayer tres muertos y 31 heridos. Se trata del quinto ataque en seis meses contra un feudo de Hizbulah desde que la formación chií envió a sus milicianos a combatir en el conflicto sirio. El edificio alberga oficinas de la administración así como de la Policía y los servicios de seguridad. Varios vehículos cercanos resultaron calcinados o dañados y un amasijo de hierros humeantes era lo que quedaba del coche bomba en la zona acordonada por la Policía. El atentado causó el pánico entre los habitantes, algunas de cuyas viviendas también sufrieron desperfectos. «La explosión fue muy potente. La gente tiene miedo y está enfadada. El ataque se produjo cuando iban a trabajar», declaró Ali Chamas, director del colegio Hermel. «Parece ser un atentado suicida vistos los restos humanos encontrados en el coche y en los alrededores», declaró el ministro del Interior, Marwan Charbel.

Un grupo denominado Frente al Nosra de Líbano -homónimo a una de las marcas de Al Qaeda en la guerra siria- reivindicó el ataque, en respuesta a la intervención de Hizbullah en el país vecino. Un diputado de Hizbullah, Nawar al Sahili, había descartado cualquier vinculación entre el atentado y dicha intervención. El último ataque contra un bastión de Hizbulah se produjo el 2 de enero, cuando cinco personas murieron en la explosión de un coche bomba en un barrio al sur de Bierut. Un semana antes, otro coche bomba mató a Mohamad Chatah, miembro suní opuesto a Hizbulah. GARA