Aitor AGIRREZABAL
PROCESO SOBERANISTA ESCOCÉS

Escocia mantendrá la libra entre sus activos

El Tesoro del Reino Unido, equivalente al Ministerio de Economía, «asumirá toda la responsabilidad por la deuda del Reino Unido en el caso de la independencia de Escocia», incluida la parte correspondiente al nuevo estado que surgiera de la victoria del «Sí» en el referéndum.

El anuncio de esta medida tiene como objeto calmar las dudas de posibles prestamistas que viesen riesgo en comprar parte de la deuda que tiene acumulada Gran Bretaña. La campaña unionista del referéndum escocés ha basado su discurso en la inviabilidad económica de la Escocia independiente, pero ese mismo planteamiento se podía volver en su contra. En caso de que el próximo 18 de setiembre, Escocia votase «Sí» a la independencia, la deuda podría ser repartida entre ambos países. La estrategia de repetir que la Escocia independiente no será prospera económicamente, puede hacer que los prestamistas sean recelosos de comprar deuda británica que después pudiera quedar a merced de un mercado, según sus palabras, inestable. Con esta medida, han querido borrar todo tipo de dudas.

Sin embargo, este movimiento, lejos de sacar a la luz la debilidad de la economía independentista, ha sido celebrado por el ejecutivo escocés y la campaña del «Sí». En el mismo anuncio, el Tesoro, pese a su decisión, espera que un nuevo gobierno independiente de Escocia hiciese frente a su parte de la deuda. Esta disposición sugerida es exactamente lo que se propone desde el Gobierno escocés. La Escocia independiente asumirá la responsabilidad de pagar «una parte justa» de la deuda de Gran Bretaña, siempre y cuando reciba una parte proporcional de los activos.

Mantener la libra

La moneda es parte de ese acuerdo y por lo tanto, según aseguran desde Edimburgo, el Gobierno del Reino Unido ha aceptado esa posición. Pese a ello, afirman que Londres «continuará con el farol» de negar la unión monetaria hasta el día del referéndum, en un intento de mantener la incertidumbre y asustar a los votantes escoceses. Desde hace meses, el primer ministro escocés Alex Salmond viene defendiendo el mantenimiento de la libra como un hecho beneficioso para ambos. El paso dado por el Tesoro ha reforzado su opción negociadora frente a la negativa de Londres.

Después de mantener durante meses que el resto de Gran Bretaña podría no querer compartir la libra con una Escocia independiente como parte de la estrategia del «Proyecto Miedo», el Gobierno de Westminster se ha encontrado con que tiene que asegurar a los mercados monetarios internacionales que no hay riesgo para la amortización de la deuda británica y que, por tanto, se busca llegar a un acuerdo con Escocia en la puesta en común de los activos y la deuda.

Este anuncio no sólo socava el alarmismo infundado de la campaña del «No» en una moneda común, sino que también debilita la posición negociadora al sur de la frontera, aceptando toda la responsabilidad por la creciente deuda de Gran Bretaña antes de las negociaciones con una Escocia independiente. Con el fin de enfrentar esto, la Hacienda británica ha advertido a los mercados que Escocia, como un nuevo país, empeoraría la calificación crediticia del riesgo país, mientras que los independentistas defienden que Escocia podría ser vista mejor que sus vecinos del sur. Para ello Business for Scotland (Negocios para Escocia), como parte de la campaña del «Sí» dedicada a demostrar la viabilidad económica de una Escocia independiente, ha aportado varios datos tratando de demostrar que la situación fiscal del norte es más fuerte que la del resto de Gran Bretaña.

Por un lado, señala que Escocia representa el 9,9% de los ingresos en Gran Bretaña desde el 8,4% de la población. Por otra parte, el PIB de Escocia es de 28.500 libras por habitantes, frente a la media británica de 24.350. Del mismo modo, aseguran que Escocia genera 10.700 libras por cabeza en impuestos en comparación con un promedio británico de 9.000. El déficit de Escocia, a pesar de gastar un poco más, es del 5% del PIB, en comparación con el 7,9% de Gran Bretaña.

Peso del mercado internacional

Según afirma el economista Peter Jones, «la declaración también tiene el efecto secundario de proteger a los contribuyentes de Escocia» en caso de que votaran por la independencia. Esto es porque, en efecto, el Tesoro ha aclarado que cualquier persona que posea deuda pública no tiene por qué preocuparse por la independencia de Escocia debido a que el gobierno que quede en Westminster continuará pagando intereses y el reembolso de préstamos se mantendrá en los términos acordados cuando se vendió el bono. Así que los riesgos de que los contribuyentes escoceses pudieran tener que pagar más por los préstamos del gobierno también se han reducido.

Esto puede suponer que de haber un voto a favor de la independencia, las negociaciones para establecer los distintos puntos no será una discusión bilateral entre Escocia y el resto de los representantes de Gran Bretaña. La opinión externa, en particular los de los mercados financieros internacionales, podría tener un importante peso en el resultado final.

Los unionistas alimentan el miedo de un veto del estado español

William Hague, Secretario británico de Relaciones Exteriores, presentó ayer en Glasgow el documento «Análisis de Escocia: UE e Internacional». Durante el acto, tal y como viene haciendo la campaña «Mejor Juntos», volvió a remarcar que la victoria del «Sí» en el referéndum supondría «la salida inmediata de la UE y un largo proceso de re-entrada».

«Si una parte de un Estado miembro deja la UE tiene que volver a solicitar la afiliación, y será un proceso de longitud y resultado incierto en cuanto a los términos de la negociación», apuntó Hague. Del mismo modo, recordó que implica el acuerdo de los 28 estados miembros. En este punto, el «Proyecto Miedo» está utilizando el discurso del Gobierno español con respecto a los casos de Euskal Herria y Catalunya, para advertir de que Madrid podría vetar la entrada de nuevos estados independientes. El Secretario de Relaciones Exteriores afirmó que Escocia se vería obligada a unirse al euro, algo que el Gobierno escocés ha negado. Igualmente, apuntó que Escocia tendría que firmar el acuerdo de Schengen en los controles fronterizos, que es «incompatible» con los planes de zona de tránsito común esgrimidos por el Gobierno escocés.

Los expertos están divididos sobre cómo transcurrirían las negociaciones tras la independencia de Escocia, pero la campaña del «Sí» espera asegurar un acuerdo de transición para preservar los derechos de Escocia en la UE, mientras se fijan los tratados finales.

La viceprimer ministra escocesa, Nicola Sturgeon, respondió a Hague que si Escocia votase «No», no tendría ninguna garantía de permanecer dentro de la UE. «Podríamos encontrarnos fuera de ella en contra de nuestra voluntad», subrayó la ministra nacionalista en referencia al referéndum que ha planteado para 2017 el Gobierno conservador británico sobre mantenerse o salir de la UE. A.A.