Mikel INSAUSTI
CRíTICA: «Asier eta biok»

La diferencia entre una imagen con pistola o sin pistola

La amistad es el tema central de «Asier eta biok», pero como metáfora de la superación de un conflicto político. Expresa algo tan sencillo como que dos partes enfrentadas pueden llegar a entenderse por encima de sus diferencias ideológicas. Siendo esto ya muy importante en sí mismo, la ópera prima de Aitor Merino, corealizada junto a su hermana Amaia Merino, encuentra su mayor razón de ser en una ejemplar capacidad dinamizadora: nunca se logró tanto dentro del cine hecho en Euskal Herria con tan poco.

Aitor Merino me ha permitido creer de nuevo en el poder de una sola persona armada con una cámara, a través de una reflexión de gran lucidez sobre la acción resolutiva y pragmática del audiovisual. Puede que su primer enfoque fuera modestamente didáctico, en el afán de mostrar a los de fuera nuestra realidad y aspiraciones identitarias. El uso que hace de la actual técnica narrativa del videodiario, similar a la empleada por León Siminiani a un nivel puramente existencialista en «Mapa», es de una inventiva deslumbrante. Elementos la mar de básicos como un mapa y un rotulador, acompañados de los efectos de sonido que salen en directo de su propia voz, bastan para expresar el sinsentido y la crueldad de la dispersión.

La significación de la obra puede llegar, sin embargo, a ser más compleja y propicia para el debate en profundidad. A nada que se sustituya la idea de la cámara por la de una pistola, el discurso se vuelve ya más radical. La tensión latente, contenida por el humor deliberadamente desdramatizador del Aitor Merino actor, estalla y se desborda en la secuencia real de la discusión familiar en la cena de Nochevieja. Asier y su madre llevan a cabo un estudio visual al estilo de Antonioni en «Blow-Up» sobre una vieja foto de la guerra, para saber si el abuelo llevaba o no una pistola en el cinto.

El detalle, lejos de ser irrelevante, resume la sucesión generacional de vidas paralelas que se han venido dando en Euskal Herria, por más que los revisionistas del pasado se empeñen en hacernos ver que la Guerra 36 fue una cosa y la lucha armada de ETA otra.