GARA DONOSTIA

La cueva de Altamira recibirá visitas de grupos reducidos después de doce años

La cueva cántabra de Altamira podrá ser visitada de nuevo gracias a las visitas experimentales que se realizarán dos veces al mes. Los grupos deberán estar compuestos por cinco personas, elegidos por sorteo entre los visitantes del museo, y un guía, y realizarán visitas breves de 37 minutos. Esta actividad que será semanal y durará hasta agosto tiene como objetivo evaluar el posible impacto ambiental de la presencia humana en la cavidad.

La cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria), volverá a recibir visitantes de forma experimental tras doce años desde su cierre, para analizar el impacto de la presencia humana antes de decidir de forma definitiva sobre la reapertura. Estas visitas se harán, durante 37 minutos, con cinco personas más el guía cada semana, para dar continuidad a los estudios que se están realizando sobre el estado de la cueva desde septiembre de 2012.

Las visitas experimentales comenzarán este mismo mes de enero, aunque no se ha concretado fecha, y continuarán hasta agosto, y se ha calculado que en ese tiempo puedan entrar en la cueva unas 190 personas -hasta ahora, y desde el pasado noviembre, se venían haciendo con científicos y expertos-.

El sistema para seleccionar a quienes accedan a la cueva será con un sorteo, al que podrán apuntarse las personas que estén interesadas y que ese día visiten el Museo de Altamira. A su entrada a esta instalación, el día que se vaya a realizar la visita se ofrecerá a los visitantes la posibilidad de rellenar un formulario con sus datos de contacto. Una hora antes de la entrada a la cueva se extraerán de modo aleatorio cinco formularios de una urna, y así se decidirán los elegidos, que tendrán que vestir monos desechables, gorro, guantes, mascarillas y calzado especial.

Para obtener resultados

A partir de agosto se conocerán los resultados de todas las visitas experimentales y los efectos de la presencia humana en la cueva, y será el Patronato de Altamira el que decida si en el futuro la cavidad puede recibir visitas de manera continuada. El Patronato se reunió ayer en el Museo de Altamira, situado junto a la cueva e insistieron en que las visitas experimentales no suponen una apertura o reapertura de la cueva, sino la continuidad de la fase de estudio. Recalcaron, además, que la entrada restringida de personas a Altamira será útil para afinar los resultados de ese trabajo científico, que va a continuar con presupuesto más allá de agosto de este año.

El presidente cántabro y del Patronato, Ignacio Diego consideró que estas visitas experimentales van a poner a Altamira «más aún en las preferencias de los visitantes», aunque el objetivo prioritario es conocer cómo responde la cueva a la apertura controlada. En estas visitas se controlará, dentro de la cavidad, la temperatura del aire y de la roca, y otros aspectos, como la humedad relativa, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2. Además, se controlarán parámetros del exterior.

La cueva es importante por las pinturas polícromas del techo descubiertas en 1879. En 1917 el Ayuntamiento de Santillana del Mar decidió abrirlas al público pero las visitas masivas hicieron saltar la alarma en la década de los 70. Tras una temporada cerrada al público volvieron a abrirla, pero al cabo de 20 años aparecieron unas manchas, y debido a que ya existía la réplica de la cueva decidieron volver a cerrarla en 2002. Desde entonces Altamira no ha podido ser visitada más que por los científicos que trabajan por su conservación.