Raimundo Fitero

A los puntos

Ver juntos, en el mismo espacio de un plató a Xavier Sardá y Alfredo Urdaci es una suerte de documental de la trastienda de la naturaleza televisiva. Fenómenos televisivos coetáneos, que alcanzaron notoriedad y crítica, que defienden dos modelos de acción audiovisual en donde se mezcla el sectarismo, el periodismo, la participación y su propia entidad como catalizadores de experiencias, noticias y debates. Verlos allí discutiendo cara a cara, el «rebelde» como se presenta Urdaci, aquél que dijo aquello de ce, ce, o, o, para cumplir una sentencia de un tribunal por haber difamado al sindicato, o lo que sea, CC.OO. con camisa roja chavista, su figura estilizada y su mirada de hiena intacta, frente al creador del frikismo seudo-progre, de un espacio de trasnoche inigualable, más que marciano saturnal, aunque derivara en una aberración, en una fiesta de campamento de descerebrados y aventureros de la noche catódica, un Sardá canoso, edulcorado, reiterativo y menos ocurrente y agresivo pero que mantiene todavía una actitud de agente del desorden organizado, un ferviente seguidor del liberal-socialismo. Yo diría que este enfrentamiento acabó en tablas o como mucho alguno ganó a los puntos, pero con esos puntos de carga ideológica, sin objetividad ninguna.

Representan un pasado televisivo. En algunos casos hoy podrían considerarse ejemplares, porque lo que ha venido después es todavía peor, y nos enteramos que dentro de su afán enloquecido por cambiar la realidad, TVE vendió, es decir, hizo pagar a otras televisiones, por unas imágenes supuestamente de Gamonal, en Burgos, que correspondían a otro asunto, de hace años en Lasarte. Es decir, no hay error humano, son tan reiterativos sus errores forzados, sus intentos de manipular, de mentir, de cambiar con la realidad, que dan pena, cuando no ganas de otras cosas.

Hablando de Gamonal, el constructor del boulevard aparentemente suspendido, Miguel Méndez Pozo, es entre otras cosas el dueño de Navarra TV, propietario de varias cabeceras de periódicos en las dos Castillas y tiene negocios de toda índole por todos los lugares. Aquí los puntos van a ser de sutura, porque el poder del señorito es inmenso.