MIKEL INSAUSTI
CRíTICA: «Memoria de mis putas tristes»

Las curvas del tiempo toman formas femeninas gastadas

Se habla de muchos escritores imposibles de trasladar al cine, pero la prosa que más se resiste a su traducción a imágenes es la de Gabriel García Márquez. No se explica muy bien, porque Gabo estudió cine, hizo crítica de películas y ha escrito guiones. Realizadores de todas las latitudes han intentado adaptar sus novelas sin éxito: el italiano Francesco Rosi («Crónica de una muerte anunciada»), el mexicano Arturo Ripstein («El coronel no tiene quien le escriba»), el inglés Mike Newell («El amor en los tiempos del cólera»), la costarricense Hilda Hidalgo («Del amor y otros demonios») y, por último, el danés Henning Carlsen («Memoria de mis putas tristes»). Como resultado de ello, el autor colombiano se niega a ceder los derechos de su obra máxima «Cien años de soledad», y no es para menos, visto lo visto.

Lo de Henning Carlsen es tan triste como avanza el propio título de la película, teniendo en cuenta que es un cineasta de 86 años muy querido entre la cinefilia, en la medida en que perdura el grato recuerdo de su realización de 1966 «Sult», que le valió en Cannes el Premio de Mejor Actor al bergmaniano Per Oscarsson. Era una estremecedora lectura de la novela del Premio Nobel noruego Knut Hamsun, traducida como «Hambre».

Sería fácil decir que el viejo cineasta nórdico se ha perdido en el Trópico, tan lejos de su clima y de su ambiente, pero todo estuvo en su contra desde el inicio mismo del rodaje. Su intención era la de filmar en las auténticas localizaciones de Barranquilla, pero por razones presupuestarias hubo que trasladar la producción a México. En Puebla hubo protestas por parte de grupos defensores de los derechos del menor, y entonces el equipo acabó utilizando exteriores de Campeche.

Las acusaciones de pedofilia ya rondaron al personaje del Sabio, cuando Gabo publicó esta su última novela en 2004. La película ha hecho lo posible por evitar conflictos, poniendo a una actriz mayor de edad en el papel de la virgen con la que el protagonista pasa su 90 cumpleaños. Son, sin embargo los flash-back los que no funcionan, al evocar un tipo de erotismo totalmente trasnochado.