I. I.

Covite da una tregua al PP y vuelve a centrarse en criticar al lehendakari

Después de que la víspera Consuelo Ordóñez atacara con dureza al Gobierno y al PP llegando a decir que «nos desprecia», y de que Arantza Quiroga plantara cara respondiendo que «solo desde la mezquindad se puede dudar de nuestra trayectoria», Covite dio ayer por zanjada la polémica con el PP y volvió a sus objetivos tradicionales. Maite Pagazaurtundua acusó al lehendakari, Iñigo Urkullu, de «proteger a los lobos en lugar de a las ovejas heridas».

Covite dio ayer una tregua al PP, pero las aguas siguen bajando revueltas. De hecho, habrá interesados en seguir agitándolas. El explícito acompañamiento a Consuelo Ordóñez en la ofrenda floral por parte de dirigentes de Vox -no hay constancia de que Ignacio Camuñas e Iván Espinosa de los Monteros hubieran acudido otros años- y el eco que la bronca ha tenido en los medios de la ultraderecha española, hacen prever nuevos asaltos próximamente. El tono de la nota con la que la AVT reaccionó a la no prohibición por parte de la Audiencia Nacional de la manifestación de ayer en Bilbo es otro indicio de ello.

Pero tanto había subido la tensión el jueves, con las acusaciones explícitas de Consuelo Ordóñez y la decisión de Arantza Quiroga de no morderse la lengua, que ayer tocaba abrir una espita para liberar presión. Así que Covite optó por otorgar una tregua al PP y centrarse en objetivos más habituales, como el lehendakari, Iñigo Urkullu.

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, afirmó en Gasteiz que la polémica con el PP «está zanjada» y llegó a negar la existencia de un «desencuentro», para pasar a hablar de una «voluntad de encuentro» entre las partes. No explicó cómo en 24 horas se había producido un vuelco semejante de la realidad. Hay que recordar que la tarde del jueves había acusado al Gobierno español de «despreciar» a las víctimas y al PP de la CAV de haber olvidado su propia «alma», encarnada por su hermano Gregorio.

Mientras Consuelo Ordóñez cerraba un frente, la vicepresidenta de Covite, Maite Pagazaurtundua, abría otro más clásico, al acusar al lehendakari de asumir «el veneno que está en el origen de la historia del terrorismo de ETA» y de ser «un pastor que protege a los lobos, en lugar de a las ovejas heridas». La explicación de esa actuación estaría, según ella, en que «los lobos son sus lobos [de la «gran tribu» abertzale]» mientras que «la mayoría de las ovejas perseguidas, atacadas moral o físicamente no son de las suyas».

Covite volvió a pedir al Gobierno de Lakua que reformule su plan de Paz y Convivencia, cese al actual secretario general, Jonan Fernández, y lo sustituya por Joseba Arregi.

Marimar Blanco pide unidad

Desde la convención organizada por el PP en Barcelona, la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Marimar Blanco, reclamó ayer unidad a las víctimas de ETA, subrayando que «el único enemigo común» es la organización armada y no el Gobierno de Rajoy».

Por su parte, el diputado general de Araba y dirigente del PP, Javier de Andrés, dijo ayer que aunque le resulten «dolorosas» y puede no «compartirlas», respeta las críticas que recibe su partido por parte de algunas víctimas de ETA.

Lakua da por reconducido el malestar del PSE con Urkullu

El Gobierno de Lakua da por superado el malestar que el PSE expresó con el lehendakari, Iñigo Urkullu, al conocer que mantenía una línea de contacto con Sortu de la que no se había informado al partido de Patxi López. El secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, declaró ayer a Euskadi Irratia que «todo lo que ha sucedido ha sido muy normal y, si ha habido algún malentendido, ya se ha reconducido». Según sus palabras, los contactos con Sortu se encontraban en «una fase inicial y, por lo tanto, no había nada que compartir».

Tras conocer el malestar suscitado en el PSE al haber trascendido la relación con la izquierda abertzale, el lehendakari se puso en contacto tanto con la dirección de este partido como con la del PSOE en Madrid para dar explicaciones y reconducir sus diferencias.

Patxi López había llegado a cuestionar la posible existencia de una comunión de intereses entre el PNV y Sortu para pilotar entren ambos el fin de ETA y obtener rédito político de ello. Al parecer, las palabras de Iñigo Urkullu han tranquilizado al PSE. No cabe olvidar que ambos partidos mantienen un acuerdo para garantizar la gobernabilidad y el Ejecutivo no quiere interferencias en sintonía que mantiene con quien debe apoyarle en muchos proyectos, aunque en materia de paz y convivencia no haya pactos formales. GARA