IKUSMIRA
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¿Ha traspasado Ucrania el punto de no retorno?

No resulta fácil saber qué está pasando realmente en Ucrania. La narrativa sobre un estado partido en dos mitades, los occidentales «pro Europa» y los orientales «pro Rusia», es demasiado simplista dada la heterogeneidad y la historia ucraniana. Ciertamente es una sociedad polarizada y fragmentada, pero la idea de que una cepa de la Primavera Árabe ha cuajado en ella, en el lejano Norte es asimismo irreal. Las movilizaciones ni han sido espontáneas ni reflejan el sentir de toda la ciudadanía. Además, parece evidente que Ucrania se ha convertido en el último campo de batalla entre la alianza liderada por EEUU y una Rusia que ha visto aumentado su poder.

Lo que sí se sabe es que las protestas de Ucrania, que ya se han extendido más allá de Kiev y que por momentos parecen descontrolarse y haber llegado a un punto de no retorno, no buscan solo materializar la esperanza de formar parte de una Europa idealizada. Oligarcas poderosos -unos a favor de las protestas y otros muchos en contra-, fondos de inversión extranjeros -europeos o rusos-, potencias mundiales con revanchas pendientes, multitud de agendas y de intereses confluyen en una protesta -la llamada Euromaidan-, que algunos pretenden convertir en una nueva versión de la «revolución de la Plaza Tahrir». La realidad, sin embargo, es mucho más compleja y peligrosa.